Te has preguntado alguna vez, si... ¿existe otro mundo a parte del planeta tierra?
Aisha, odia todo lo que tenga que ver con su mundo; la tierra. Su mente siempre busca viajar a otro lugar, donde las personas no sean tan manipuladas por los estereo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Año 690/ Gaelania
Contuve mis ganas de chillar espantada por lo que tenía ante mis pupilas. Todo era tan atípico y raro. Lo primero que ubique fue lo sombrío, que es el ambiente. Unas cuantas luces de color verde y rosado se emergían en el cielo. Eso era lo único que alumbraba, mi cuerpo estaba en una expansión que parecía nieve, pero no estaban tan segura. Me incorpore.
Trague saliva.
No veía por ningún lado a Baltazar.
¡Genial!, ¡me ha dejado abandonada!
Sacudí mi chamarra y falda de flores, me abracé así misma al sentir una ráfaga de frió. Deambule por la estancia desconocida. Cada paso, era una hundida por esa cosa blanca, que no sabia que era, a ese grado mis tenis negros estaban empapados de blanco. Sin darme cuenta llegue a una parte distinta de la que estaba caminando. Se asemejaba a un bosque igual a los de mi mundo, excepto por los árboles. No había árboles. Solo unas cosas que simulaban ser hojas grandes y secas. Me agache al pasar debajo de una. La niebla blanca no me dejaba ver nada, no fui consciente cuando choqué con algo. Toque esa textura con la que me tope, sentí un golpeteo en el lado izquierdo ¿será una hoja?
Es un corazón idiota, respondió una voz de mi cabeza.
Instintivamente me alejé, en un santiamén tuve dos pares de muñecas agarrándome.
— Sh sh, soy yo. — Me dijo, reconocí esa voz.
Respire tranquila.
— Pensé que me habías dejado botada. — Le comenté sincera. Soltó una de mis manos, la otra no y me guió por el camino que casi no veía.
— No quiero ni imaginar, lo que pasaría si te viera un gaelano. Mas él. — Respondió con deje de preocupación.
— ¿Él?... ¿quién es? — investigue.
Soltó un suspiro.
—Alguien que no debes conocer. — Aseguro Baltazar.