Ruinas eran lo que quedaban de la Academia, aquel lugar que los vio crecer, mismo en el que se originaron los problemas de cada uno. Ocho miraba sin ninguna pizca de sorpresa su alrededor, era de esperarse. Cinco rebuscó entre las cosas que guardaba en la chaqueta de su uniforme, comprobando que el título impreso en el periódico concordaba con el actual.
Se acercaron a sus hermanos, quienes se veían desconcertados los unos a los otros.
—¡Oigan, es hoy!— les llamó Cinco, provocando que todos lo miraran —El apocalipsis sigue en curso, el mundo se acaba hoy.
—Dijiste que lo habíamos impedido— respondió Luther de inmediato.
—Me equivoqué, ¿okay?— levantó el periódico que había encontrado antes —Este es un periódico que encontré en el futuro el día que llegué.
Comenzó a discutir con todos, dando sus razones del porqué el Apocalipsis seguía en pie. Unos helicópteros comenzaron a llegar a la zona del derrumbe, teniendo que huir de ahí rápidamente. Quedaron en reunirse en el Superstar, un boliche al que solían escaparse.
—¿Crees que tarden mucho en llegar?— preguntó la chica hacia Cinco mientras se sentaba en una banca.
—Ellos no se teletransportan, Ocho.
—Tenemos que salvar a Vanya, Cinco— le miró seriamente.
—Quizá aún podamos...— fue interrumpido por la octava.
—Es cómo hablarle a la pared— se quejó tomando sus sienes.
Después de unos minutos, llegaron Luther y Allison, seguidos del resto. Debatían sobre cómo vencer a Vanya y lograr controlarla para evitar el desastre, obviamente Ocho estaba en una esquina, completamente frustrada. Cinco seriamente tenía un problema con eso.
—Tenemos que encontrarla y rápido, podría estar en cualquier parte— dijo Luther antes de levantarse.
—O aquí— habló Klaus viendo el anuncio.
La foto era de Vanya, era una invitación a la orquesta, ella era el primer violín. La encargada del lugar se les acercó, sentenciando que debían jugar o irse. Ocho se levantó y se preparó para lanzar la bola, se entretuvo jugando sola.
De fondo escuchaba el palabrerío que tenían sus hermanos, decidió no opinar hasta que desaprobaron las palabras de Klaus. Se volteó para ver al cuarto lanzar una bola a la nada.
—¿Puedes silenciar esa voz en tu cabeza que te pide a gritos ser el centro de atención?— protestó el rubio molesto.
—Me caías mucho mejor cuando eras virgen— atacó Klaus sin pensar.
La más baja reprimió la risa al ver la cara de susto que puso Luther y la de desaprobación de Allison.
—Aunque lo qué pasó no fue su culpa... Estaba ridículamente drogado y...
—Ya basta.
Allison se fue después de eso, siendo seguida por el número 1.
—¿Claire fue una bendición?— se preguntó la chica en voz baja.
—Disculpen— llamó una señora junto a un niño —Es el cumpleaños de mi hijo Kenny, ¿no prefieren que sus hijos jueguen con niños de su edad? Si sus dos papás los dejan— sonrió amablemente.
Después de unos segundos de silencio, Cinco iba a hablar.
—Preferiría arrancarme...— fue silenciado por la mano de Ocho.
—Gracias por la invitación, pero estamos pasando un tiempo agradable en familia, espero lo entienda— sonrió la "adolescente" de forma feliz —Feliz cumpleaños, Kenny.
Ambos se alejaron un poco desilusionados, a pesar de eso, el niño se despidió feliz de la chica.
—¿Qué demonios le ibas a decir?— cuestionó la octava con incredulidad.
Su pregunta no fue contestada por un particular sonido conocido por el quinto, que lo hizo levantarse para tomar el contenedor. Después de ver su interior, desapareció bajo la vista de (T/N).
—Se ha ido de nuevo— suspiró pensando en qué trato extraño le propondría la Encargada.
Los dos faltantes llegaron algo conmocionados por lo anterior vivido.
—Listos, ¿y Cinco?
—Se fue— respondieron Diego y Ocho al mismo tiempo.
Iban a seguir hablando, pero la chica les hizo una señal para que se agacharan, las balas retumbaron en el lugar.
—¡¿Y estos quiénes son?
—¡Tal vez vinieron para el cumpleaños de Kenny!
—¡¿Necesitan que los proteja? Esto sólo nos quitará tiempo!— les gritó Ocho mirando de reojo a todos los "invitados".
—¡Te esperamos atrás!— fue lo último que escuchó la menor antes de detener las balas de sus enemigos.
Las armas de los enmascarados ya no funcionaban, el zumbido en sus oídos los desorientó por completo. Sus muertes fueron algo sangrientas, pero los civiles no lograron ver nada porque los había dormido con antelación, las personas en pánico suelen ser un estorbo.
Corrió siguiendo el camino que sus hermanos habían seguido, si se teletransportaba tendría que lidiar con una migraña y realmente no quería eso. Llegó al exterior del teatro, buscando con la mirada a alguien conocido, encontró a Klaus frente a un puesto de comida. La gente corriendo la alarmó, junto a los disparos que habían sido ignorados por el joven.
—¡Klaus, adentro!— señaló Ocho el teatro.
Las cosas en el recinto se habían complicado, los recién llegados se encargaron de los armados mientras el resto creaban un plan. Las lágrimas de (T/N) resbalaron al ver a Ben, pero no se iba a desconcentrar. El sonido del violín cada vez iba más alto, la chica supo que ese era el punto de no retorno. Vio desesperanzada los intentos de sus hermanos de "salvar el mundo". No hizo nada cuando Vanya la tomó en uno de esos rayos de luz, no la habían escuchado en su plan de salvarla en vez de atacarla.
De nuevo un disparo había cambiado las cosas, se abalanzaron hacia la séptima con el fin de comprobar su estado. La risa amarga de Ocho apuntando hacia el cielo eliminó todo sentimiento de alivio en sus caras.
El pedazo de la Luna se dirigía hacia la Tierra a una velocidad feroz, el final de esa línea estaba ahí.
—Bueno, ahora podremos seguir mi plan principal— aplaudió la chica mirando a Cinco.
—Tienes razón, el Apocalipsis siempre sucederá y Vanya siempre será la causa, debemos ayudarla— aceptó el chico tomando la mano de la tercera y la octava.
—¡Te ayudaré en lo que pueda!— exclamó la última refiriéndose a potenciar el poder del quinto.
El viaje iba a ser abrumante para todos. Mareaba demasiado si no estabas acostumbrado.
...
(T/N) cayó de pie en un callejón oscuro, era de noche, se acercó al contenedor de basura y tomó un periódico que parecía recién deshechado.
—"5 de Mayo de 1963"— leyó en voz alta —¡Mierda!— gritó furiosa. Habían caído en otra línea de final pronto.
Los Hargreeves estaban condenados.
.
Ok, final de temporada, si no han visto la segunda (lo dudo, pero puede pasar) no continúen leyendo, peeero si les da igual, ánimo, lean B)
No me voy a excusar por los cuarenta y tres años que no subí capítulo, estaba a final de semestre :,)
Si hay errores, por favor márquenlos para corregir, no he tenido mucho tiempo para revisar. Gracias por su apoyo, chiquis!
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Aphaty | Número Cinco Y Tú
FanfictionSir Reginald Hargreeves los eligió por una muy buena razón: Eran extraordinarios. Sólo que cuando sientes que lo tienes todo, te vuelves engreído. Y cuando sientes que nadie te comprende, llega la indiferencia. Afortunadamente, esos dos lograban ent...