XLI-Amar a un mentiroso

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—Alaya...—susurró la voz del ente en su oído.

La decepción fue como un puñetazo en la cara.

—¿Ross?

—Luces herm....—un izquierdazo justo en la mejilla lo dejó a medias.

—No tengo tiempo para esto.—Alaya giró los ojos con fastidio, salió de allí tratando de reunir paciencia para volver a la fiesta.

Era lo que más necesitaba y lo que menos tenía, ''paciencia'', su vida se estaba convirtiendo en una tragicomedia sin chiste, solo tragedia. Se agarró el puente de la nariz  y respiró con los ojos cerrados. Con la torpeza habitual tropezó con un hombre muy alto, recorrió su altura de abajó arriba hasta que su cabeza quedó tendida atrás.  Era un señor atractivo y bien vestido, tenía el traje más caro que podía describir en todo el lugar, su rostro le recordaba a alguien... No tenía idea de quién pero debiese ser tan guapo como él, su cabello era perfecto.

—Disculpe señorita.—tenía un leve acento extranjero, nada forzado.

—Perdone, venía distraída.—miró justo a sus ojos, eran tan grises, casi negros. Eran llamativos y misteriosos.

—Descuide, yo también, ambos somos culpables por no retener nuestros pensamientos.

Alaya no pudo evitar sonreír con timidez.

—Sí...  A veces los pensamientos se aferran tan insistentemente que terminan cegándonos.

Él levantó una ceja con curiosidad.

—Sin duda ostenta cierta intriga saber qué  se esconde tras esa ingeniosa cabeza.— tenía esa insinuante y varonil sonrisa que se robaba toda su atención.

Una señorita vestida de traje saludó y se disculpó por intervenir:

—Señor Alabi, Ortiz me pidió que le notificara  que el señor Báez lo espera en la sala privada.—le informó casi como la voz que hablaba en el buzón de voz, se inclinó con una reverencia y se marchó apresuradamente.

—¿Alaya?—Rowly apareció de la nada, alternó la mirada entre el señor y Alaya, parecía mezclar la sorpresa y la sospecha de verlos a los dos juntos.

—¿Alaya?—replicó Karim, echando la cabeza atrás con asombro—Hermoso nombre—le sonrió con el aura perfecto que emitía—,  fue un placer,  por favor continúen disfrutando la fiesta.—se marchó, hasta su forma de caminar se llevaba tu completa atención.

Cuando se perdió entre la gente el nombre mencionado por la señorita comenzó hacer eco en su cabeza como si intentara recordarle algo: Señor Alabi, señor Alabi, Alabia, Ala... Amin Alabi.

—¡Mierda!—vociferó boquiabierta, ganando atención a su alrededor.

—¿Qué?—le susurró Henry, la sujetó del antebrazo con un gesto malhumorado de que bajara la voz.

—Ese era Karim Alabi.—le secreteó con los ojos abiertísimos apuntando con un dedo a la dirección en laque se fue.

—Sí ¿No lo sabías?—murmuró Henry sin añadirle el dramatismo exagerado que le daba ella.

—¿El jeque? ¿El padre de Amin Alabi?—se preguntó a sí misma para poder creérselo.

Rowly giró los ojos, mirándola como si no tuviese remedio.

—¿Cómo es que no perdí el conocimiento? ese hombre es casi un Dios.—chilló apretándose el pecho con las manos.

—¿Qué?—gruñó con una mueca de desaprobación.

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora