D I E Z

713 63 5
                                        

No lo entendía, nada de lo que estaba ocurriendo lo estaba entendiendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No lo entendía, nada de lo que estaba ocurriendo lo estaba entendiendo. Muchas preguntas rondaban en su mente. ¿Había sido mala persona? ¿No se merecía ser madre?

O quizás estaba siendo víctima de las malas acciones y de la traición de las personas que ella considera indispensables en su vida. Días atrás había soñado con dos pequeños niños, una niña de cabello castaño claro, ojos saltones y hoyuelos en su cara, mientras que él pequeño varoncito pelinegro, de ojos penetrantes y una sonrisa en forma de corazón le había depositado un beso en la mejilla. Ambos se perdieron en la inmensidad blanca, tomados de la mano y riendo a carcajadas.

Hoy era tan duro para YangMi ver a esos mismos niños de un color amoratado, con los labios pálidos y de un tamaño y forma aún irregular. Aquellos angelitos que había visto tan llenos de vida, hoy estaban sin un ápice de esa maravillosa felicidad.

Acarició sus heladas mejillas, sintiendo como algo dentro de ella se quebraba de manera estrepitosa, quería contener las lágrimas, pero simplemente no podía, por instinto salían como dos cascadas de agua cristalina. Hoseok estaba a un lado de ella, callado y con la sensación de culpa recorriendo su cuerpo.

—Señora Jung, ¿Desea otorgarles un nombre?

Ella asintió. Se acercó al varoncito, depositando un beso en su frente.

—Mi pequeño MinHo – acarició nuevamente su mejilla para después acercarse a la pequeña y besar su mejilla – mi linda BaeMin.

—Sus actas de defunción llevarán los nombres que acaba de otorgarles, ¿Está usted de acuerdo?

Ella asintió. Se sentía vacía y fuera de sí, no tenía ánimos ni siquiera de hablar. El médico salió dejando al matrimonio sólo, Hoseok tuvo la intención de acercarse pero la voz fría y dura de YangMi le detuvo.

—¿Estás feliz? – ella se giró para quedar frente a frente con él – los estorbos ya están muertos. Espero que eso te deje satisfecho.

—YangMi, escúchame.

—No, Hoseok, ahora tú vas a escucharme – su voz comenzó a quebrarse – por mucho tiempo oraba para poder tener un hijo y ahora perdí dos, ¿Y qué hiciste tú? Irte a revolcar con la primera puta que se te cruzó en el camino, o sea, Seok MiDo.

—¿Le oraste a Dios? Ese del que tanto alardeas te quitó a tus hijos, ¿Y aún así crees en él?

—¡Si creo o no es mi jodido problema! – caminó hasta él tomando entre sus manos su herida – además, él no me quitó a mis hijos, MiDo y tú se encargaron de destruir todo ésto.

—YangMi... – Hoseok se arrodilló y tomó sus manos – lo único que necesitas es a mi, no necesitamos más.

Se soltó bruscamente tomando nuevamente su herida.

—Me hiciste sentir eso, que lo único que necesitaba en mi vida era tu presencia, pero ya no más – suspirando le dió la espalda – yo ya no soy la única en tu mente, y no me quedaré a observar éste espectáculo llamado infidelidad.

—¡YangMi, por favor! – Hoseok lloró – quédate a mi lado.

—Es lo mismo que te pedí cuando me enteré del embarazo, ¿Y qué me dijiste? – aún sin mirarlo estaba llorando – estás loca. Ahora te lo devuelvo, estás loco.

Admito que dolió escribir ésto, soy muy sensible ante éstos temas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Admito que dolió escribir ésto, soy muy sensible ante éstos temas.

Vendrán más momentos así, les recomiendo preparar algunos pañuelitos para la depresión.

100 Ways ≈ JHS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora