Hay más cien maneras para olvidar un amante, y Hoseok las aprendió a la perfección poco después de que su esposa haya descubierto que le ha sido infiel desde hace algunos años.
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Su más grande sueño se encontraba frente a ella, en un ataúd.
Taehyung y Jimin caminaban junto a YangMi, todos portando una rosa blanca. Los padres de la chica iban detrás de ella y algunos familiares allegados. Su semblante era totalmente sombrío y sin vida, el día nublado y el viento moviendo su cabello le daba un tono más oscuro a la ocasión.
Pequeñas gotas caían del cielo como aviso de que una tormenta caería pronto. Taehyung se acercó a YangMi con un paraguas pero alzó su mano para detenerlo.
—YangMi...– ella negó.
—No quiero.
Él retrocedió a disgusto, sabía que sus defensas estaban bajas y que cogería un resfriado. Escuchó cómo el crujido de algunas ramas hacían eco en el lugar, todos giraron su vista hacia el origen del sonido. YangMi ni siquiera tuvo la necesidad de voltear para saber quién era.
Hipócritas sollozos retumbaban en los oídos de la mujer como si hubiesen tambores dentro de ella. Apretó sus puños para contener la rabia que recorría su sistema. Dos personas adultas de acercaron a ella y tocaron finamente su hombro.
Ella volteó e hizo una reverencia por respeto.
—Señores Jung, que pena verlos en ésta situación.
El hombre mayor le entregó su paraguas a su esposa y se arrodilló frente a YangMi.
—HongHyun...– su mujer le miró admirada.
—Lamento ésto, señorita YangMi – el hombre enterró su cara en el pasto – sé que mi hijo es una aberración y que fue la peor escoria contigo, me disculpo en nombre de la familia Jung y en su nombre. Aceptaré cualquier decisión que quieras tomar, si quieres divorciarte, házlo. Yo mismo me encargaré de llevar a cabo el proceso, pero por favor, danos tu perdón.
Ella lo miró y se agachó a levantarlo.
—No hace falta que usted se disculpe, señor Jung – la voz fría y dura de YangMi causó escalofríos en los presentes – quien debe hacerlo no lo hace, usted no tiene porque hacer esta humillación.
—Muchacha, de todo corazón anhelo que forme,qs una hermosa vida a lado de una persona que te ame de verdad – Sook miró a YangMi – deseo que te valoren como mi hijo no supo hacerlo.
YangMi no sentía la frialdad de la lluvia, el agua caía sobre ella y simplemente no se inmutaba ante ello.
—YangMi...– JiWoo suspiró – lamento todo lo que pasó con mi hermano, y de verdad no quería que las cosas salieran así.
YangMi negó.
—Alguien me abrió los ojos de manera abrupta y se lo agradezco con el corazón – ella miró de reojo a Taehyung – al fin podré ser feliz con la persona que realmente siempre me ha amado.
JiWoo sonrió sabiendo que había hecho bien en dejarle aquel sobre con todas las evidencias de la infidelidad de Hoseok.
La persona encargada del funeral había llegado, todo paso de manera tan rápida que YangMi no podía digerir, ella llorando y besando los ataúdes de los niños y depositando rosas blancas junto a ellos.
De un momento a otro un grito captó la atención de todos. Hoseok estaba ebrio, desaliñado y sangraba un poco de la nariz. Caminaba hasta los dos cuerpos de los niños pero YangMi lo detuvo.
—¿Qué crees que haces? – ella se enderezó – lárgate.
—Son mis hijos, apártate – YangMi sin pensarlo golpeó su mejilla.
—¡¿Tus hijos?! – su respiración era totalmente irregular – ¡Jamás te preocupaste por ellos! ¡Te la pasabas cogiendo con MiDo y te olvidaste de tus responsabilidades de esposo!
—¡He dicho que te apartes! – Hoseok empujó a YangMi, haciéndola que cayera abruptamente al suelo. Ella sintió su brazo tronar, y se asustó cuando un calambre comenzó a recorrerlo. Jimin corrió hasta ella cuando empezó a gritar.
—¿Qué te duele?
—Brazo...– habló en un susurro.
Taehyung tiró el paraguas a un lado e importándole poco que el agua lo mojara, se acercó a Hoseok y aterrizó sus puños en su cara.
—Infeliz, ¡Pagarás por todo lo que has hecho, maldito perro!
Intentaron separarlos pero ninguno daba su brazo a torcer, YangMi sollozaba mientras que Jimin se encargaba de llamar a una ambulancia, las personas miraban todo expectantes sin hacer absolutamente nada, a comparación de como esperó que saliera aquel triste evento, todo estaba resultando en un completo desastre.
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