Final

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-Hidan, no podemos regresar a nuestra vida pasada ni desechar la actual

-Pero Kakuzu...

-No Hidan. Yo tengo mi vida... Una hija y una esposa. Quisiera estar contigo pero no puedo tirar todo a la basura de la nada.

-Yo lo hize.

-No debiste... Sera mejor que no nos veamos. Espero que encuentres a alguien mas, cuidate Hidan.

La llamada finalizo dejando a un callado Hidan. Penso las palabras de Kakuzu, que podrian ser las ultimas que escuche y habia cierta razon en ellas pero no quería aceptarlo. En otro lugar, Kisame estava en su habitación enviando un mensaje a Nagato. Cuando termino bajo a la cocina donde no le sorprendió ver a Deidara en la mesa comiendose una pizza, ¿A qué hora la había pedido? Que ni se dio cuenta. Deidara le saludo con la mano donde Kisame noto una larga cicatris donde debían estar las bocas, supuso que eso esa cicatris era cosa de Nagato para sellar el jutsu prohibido de Deidara. Saco una caja de jugo, tomo un vaso y se sentó frente a Deidara en silencio.

—Oye Kisame... —llamo después de un largo tiempo. —¿Sabes cuánto tiempo a pasado, hum?

Kisame negó.

—Un año y medio, hum.

Kisame se atraganto con el jugo. ¿Tan rápido había pasado el tiempo? Habían pasado tantas cosas que había perdido la nocion del tiempo.

—¿No deberías estar trabajando, hum? —cambio el tema Deidara

—Renuncie.

—Oh.

Lejos de ahí, Konan y Nagato estaban en una pequeña ciudad cercana a un espeso bosque. Llegar ahí les tomo toda la noche y era serca de medio día, habían tomado prestado sin permiso el auto de Sasori para llegar al lugar. La ciudad era pequeña y tranquila a primera vista, rentaron en hotel para descansar una horas y luego salieron por la noche. Su objetivo era una casa que estaba apartada del lugar. Saltaron de árbol en árbol hasta llegar a la casa de dos pisos. Y ahí estaba lo que Kisame les había dicho... La ventana principal de la casa daba a la cocina donde estaba una familia cenando, una mujer castaña, un niño de cabellos naranjas y Yahiko.

Konan sonrió, el se veya feliz y tenía una buena vida. Había reencarnado, pero no de la misma manera que ellos. Pero Nagato no estaba conforme con esa vista. Al siguiente día, por la mañana ambos estaban a fuera de una cafetería esperando, eran las 6:45 de la mañana. Nagato observaba en ambas direcciónes hasta que el aparecio cargando a su hijo sobre sus hombros y con su mujer a un lado. Sus expresiones eran las de alguien que no se arrepentía de lo que había hecho en su vida, una persona sin malos recuerdos. Cuando la pareja paso frente a ellos, Nagato observo con detalle a Yahiko, sus expresiones eran las mismas pero verlo de nuevo y bien le alivio el alma, listo para dejarlo ir para siempre emprendio caminó junto a Konan en sentido contrario a la pareja.

En ese momento Yahiko voltio buscando algo que se alejaba de el, su cuerpo reacciono y observo a las personas que caminaban en sentido contrario a el buscano algo que no encontro entre tantas. Entonces una mano se poso en su hombro.

—¿Estás bien, Yahiko? —le cuestiono su mujer con una mirada preocupada.

—Si. Solo me parecio ver algo...

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