Ella otra vez.Sasori observo fastidiado como su ex esposa lo esperaba en la entrada de su casa. Estaba cansado del trabajo y de ella, solo le causaba molestias. Como siempre tuvieron una pelea en la que ella siempre lloraba ya estaba arto.
"¿Y si la convierto en marioneta?" penso como solucion a su problema. El viejo Sasori volvia poco a poco y eso era un problema.
Escandalo mundial fue lo que provoco Hidan. Y mil teorias de todo tipo pero la mas aclamada era su desaparicion.
—Y pensar que estamos condenados —exclamo Hidan con su tono grosero. El estaba sentado en un sillon con una bolsa de hielo en la cabeza.
—Lastima que tengamos que reunirnos todos —dijo Deidara resaltando su desagrado por Hidan.
—Ni volviendo a nacer se te quito lo afeminado —ataco Hidan.
—¡Repitelo idiota, hum!
—¡Callense! —se metio Sasori histerico. Y ambos se callaron.
De nuevo todos estaban en casa de Kisame. Curiosamente todos de malhumor, cada uno tenia una vida y problemas. Pero el dueño de la casa no se encontraba ahi.
—Has cambiado Kisame —a quella palabras provenir de su mama no le agradaron.
—¿De que hablas? ¡Soy el mismo!
Ella sonrio dejandole claro que no le creya. Pero no incistio en el tema, algo dentro de ella le advertia que no preguntara mucho. Hablaron de cualquier cosa menos de la vida de Kisame.
Shinobis que desertaron de sus aldeas, peligrosos guerrero que acabaron con cuanta vida se les interpuciera. Esa naturalesa destructiva seguia dentro de ellos, se podia persevir el peligro de sus personas y lo unico que podian hacer era controlarse.
—¡A la mierda todo, hum! —grito Deidara una noche. Sus padres no estaban y eso solo les facilito las cosas.
"¿Y si no encontramos a los demas?" penso Deidara mientras destruya su habitacion.
Su situacion no tenia remedio y el no queria volver a ser la misma zorra, no sin a ver visto su arte una vez mas. ¡Al carajo los demas! Con un plan en mente, rebusco en sus cosas y en una mochila guardo lo que necesitaba: arcilla.
Sasori desperto a altas horas de la noche, su cuerpo le alertaba de algo y nunca se equivocaba. En ese momento una llamada entro a su movil.
—¡Deidara enloquecio! —grito Kisame al otro lado de la linea.
No necesito decir mas, salio apresurado de su hogar pero no cruzo ni media cuadra para cuando se encontro con ella. De nuevo estaba llorando pero no tenia tiempo para eso.
—¡Dime la verdad Sasori! —grito ella, pero Sasori le tapo la boca al instante.
En la oscuridad de los autos se movia una figura de color blanco, un cienpies explosivo buscando a quien atacar. Ella quedo congelada al ver la extraña figura moverse en la oscuridad, hasta que los detecto el miedo la invargo ante lo desconocido. Sasori la levanto en sus brazos y salto lejos del cienpies, no tenia armas y saltar hacia un techo provocaria muertes. Examino cada casa y salto hacia la que tenia un patio amplio, bajo la atonita mirada de ella pateo el auto que se aparacab en frente lanzandolo contra el cienpies. La explosion fue demasiado para las reducidas calles, dos autos mas fueron alcanzados por el fuego, las alarmas saltaron y las casa fueron sacudidas causando panico al instante.
Eso era poco, Sasori salto hacia los techos y comenzo a correr hacia la casa de Kisame, mientras su exprometida se aferraba a el.
—¡¿Que sucede Konan?! —dijo alarmada Zerin, mientras sentia como Konan le ponia una sudadera negra sobre su vestido blanco y la jalaba fuera del departamento.