Las tiendas de novia eran un lugar alegre y lleno de criticas negativas de parte de los familiares. Pero en a quella ocasion solo estava la persona que se hiba a casar y su hermana, a demas de la persona que les atendia. Pero solo estaban en la tienda por un velo, por peticion del novio.Holey era una chica albina con unos ojos grizes. Hermosa a la vista de muchas pero soltera. Ella permanecia sentada en un sillon mientras observaba a su hermano provarse velo tras otro. Conocia a su hermano, y por mas que sonriera o se emocionara no podia esconder lo que realmente sentia. Solo hasta que la empleada se fue, se levanto del sillon y se paro a un lado de su hermano.
—¿Que sucede, Hidan? —cuestiono ella directamente.
Observando en el espejo, directo a sus propios ojos violeta trasmitia una sencacion de inseguridad. Dio un largo suspiro y se quito el velo que a un llevaba puesto.
—Me siento inquieto
—¿Inquieto? —inquirio ella sin entender.
Hidan se tomo su tiempo, parecia que ni el entendia lo que sentia.—Siento que no me voy a casar —solto al fin. Pero no sorprendio a su hermana.
—Se que se aman. Pero pueden pasar mas cosas —dijo Holey sin ser negativa. —Llevas a si varios dias.
Mientras Konan estaba en un restaurante, su querida esposa estaba mas que feliz del lugar. Ya sabia donde estaba Hidan y como llegar a el, simplemente estaba aprovechando para hacer feliz a Zerin.
—Konan, ¿cuando vas a visitar a tus amigos? —pregunto una vez salieron del restaurante.
—Hoy en la noche —respondio sin titubear.
—¿Como son ellos?
Y la imagen de un Hidan haciendo uno de sus rituales llego a su mente.
—Muy especiales
La noche llego de una manera especial. Y una vez regresaron al hotel donde se hospedaban, ni con toda su experiencia como ninja pudo anticipar un beso. Zerin se lanzo a sus brazos y le planto un profundo beso, que Konan no supo corresponder.
—No —dijo mientras la separaba de su cuerpo y salia rapidamente de la habitacion. Claro que a quello lo tomo mal Zerin.
Dejarla tal y como la tomo, no dañada. Era lo que Konan tenia planeado hacer, la dejaria pero tal y como la conocio, ya no era la desgraciada de hace unos meses.
Hidan se revolvia en su cama, no podia dormir y una extraña sencacion le oprimia el pecho. No queria aceptarlo pero desde que conocio a su prometido y dijo el primer "te amo" sintio un golpe en el pecho, penso que seria cosa de una vez pero se hizo constante y solo esa noche sentia que de verdad le dolia.
"El no merece esas palabras" le recrimino su propia mente.
—¿Entonces quien? —susurro para si. Y se puso a recordar todos los momentos que paso con el, y no habia nada que le hiciera dejarlo. Era un autentico caballero que habia sido muy paciente para acercarse a su persona.
Mientras se removia en su cama, se cayo por accidente y termino enredado en las sabanas. No tenia ganas de levantarse pero se alarmo cuando escucho pasos, se levanto velozmente pero sintio un golpe en su estomago que lo derribo y en el piso lo ponian boca abajo. Por un momento parecia que le romperian el brazo por la manera en como lo torcian hacia su espalda, pero derrepente no sintio nada y su mente se nublo.
Los minutos pasaban y Konan observaba como el cuerpo de Hidan se convulsionaba en el suelo. Era una suerte que viviera solo y por lo que pudo ver en la habitacion, el era abogado. Paso una hora en la que dejo de convulsionarse pero no despertaba.
—¡Maldita sea! —escucho Konan el tan brusco tono del Jashinista. Lo vio levantarse a duras penas y sentarse en la cama.
—Hidan —llamo Konan.
—¡No ves que estoy teniendo una crisis existencial! —se quejo de inmediato mientras voltiaba hacia la chica de cabello morado.
—No tenemos tiempo —fue lo unico que dijo.
Al dia siguiente, una semana antes de la boda, Hidan hablo con su prometido. Un hombre alto y fornido, un tanto parecido a Kakuzu. El era un hombre ocupado y lo habia citado con urgencia en el jardin del palacio. Hidan tenia una mueca de inconformidad, tipica de sus dias de shinobi, pero por lo que estaba a punto de hacer. En sus mejores dias habia sido un sadico asesino que le daba todo a su dios y ahora era un hombre con trabajo estable a punto de romper su matrimonio.
Cuando el principe llego al jardin sintio una sencacion inquietante al ver a su prometido.
—¿Te sientes bien Hidan? —cuestiono el a su pareja.
Un hombre cuidadoso con su aspecto, ropa y gestos habia sido remplazado por un hombre de expresiones quejumbrosa. Desde el momento que lo vio sentado descuidadamente en la banca del jardin, sintio que esa era una persona diferente.
—Hidan... —llamo mientras se acercaba para intentar tomar su rostro en sus manos. Pero el se alejo. —¿Que sucede?
—Escucha —su voz, tranquila y educada se habia vuelto tosca y alta. —No lo voy a repetir dos veces... No me voy a casar contigo.
Un nudo se formo en su garganta. Sabia que le afectaria pero ¿tanto?, miro al hombre delante de el con una expresion desconcertada y buscando alguna explicacion con sus ojos.
—¡¿Paso algo Hidan?! ¡Podemos solucionarlo ambos! —desesperado lo tomo de los hombros.
—¡No! —grito Hida. mientras se alejaba. Respiro profundamente y sintio como las lagrimas comenzaban a salir. —Mira yo... Desde que te dije el primer te amo senti dolor. Y fue por que no eres esa persona.
—Hidan... —quizo detenerlo.
—¡Escuchame maldita sea! Eres maravilloso, tuviste una gran paciencia conmigo y quiero que sigas siendo a si. ¡No te vuelvas un hijo de puta por que te dejo! ¡Sigue siendo un caballero atento! ¡Sigue siendo detallista! Sigue siendo tu.
Paralizado quedo a quel hombre, esas palabras eran de otra persona pero habia esencia de quien alguna vez amo.
—Los corazones sanan. No te vuelvas una mierda y espera a esa persona especial.
Lo dejo ir y no lo retuvo, sintio desesperacion y su corazon destrozado le dolia como nunca pero habia algo mas, habia sentido que el hombre que amo, el abogado que conocio casualmente en una fiesta habia muerto y esa persona igual a el le habia traido sus ultimas palabras. Destrozado por dentro intento reprimir las lagrimas, pero termino de rodillas contra un arbol.