CAPÍTULO 12

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POV KAI

Repasé los papeles sobre mi escritorio una vez más, eran las 9 de la noche y estaba en mi casa. En mi estudio específicamente, revisando papeles de la empresa pero honestamente ya estaba cansado. Me dolían los ojos y además las risas provenientes de la cocina me desconcentraban.

Mi cabeza daba vueltas y rondaba el hecho de que había traído a Soo a mi casa ¿En qué demonios estaba pensando? Cuando me pongo a rememorar el conjunto de circunstancias que me llevaron a convencerlo de que podía venir a casa donde alguien lo cuidaría me siento avergonzado.

Y era precisamente Samanta, quien junto con Soo estaba preparando la cena o tal vez comiendo en la cocina y reían por cosas que no lograba escuchar. Hacía tres días que Soo había llegado. Se habían hecho buenos amigos o eso creo, lo cierto es que no había estado en casa. No había visto a Soo más que para cenar y en la mañana. Sin embargo hoy llegué temprano y me había topado con esos ruidos.

Samanta pocas veces era tan ruidosa, ella era una mujer de unos 45 años, me ayudaba a cuidar la casa y a cumplir con las labores. Era como mi madre, una mujer comprensible pero sobre todo risueña. Aunque jamás tan risueña. Soo parecía estar mejor, en la mañana lo había visto más repuesto y el color había vuelto. Había escuchado que tosía pero había sido un síntoma leve. Y sin embargo me había descubierto a mí mismo preocupado por él.

Cierro los ojos tratando de repasar ese día en el restaurante. Lo que me había llevado a besar a Soo no había sido más que el hecho de quererlo callar y estaba tan guapo, y además estaba muy molesto porque no podía creer que el siguiera viendo a su exnovio cuando en algún momento del pasado me mencionó que él lo había engañado. Claro que después me aclaro que no eran más que amigos.

¿A mí que me importa? Buena pregunta, me encontré enojado cuando supe que estaba viviendo con su maldito exnovio y sobre todo preocupado cuando Soo se desmayó en mis brazos. Había visto por primera vez después de meses a un Soo débil y pálido, jamás lo había visto tan frágil, claro además del día que me dijo que me amaba y que se fue.

ME AMABA, trato de no pensar en eso. Cada vez que creo que lo estoy superando vuelve a mi cabeza la manera en que lo dijo. ¿Sirve si digo que realmente me tiene traumado? No esperaba que alguien volviera a amarme, no esperaba que ese alguien fuera un hombre y mucho menos esperaba que estuviera tan confundido al final del día. Los recuerdos vienen a mí y debo decir que tengo miedo. Pero aun así y aunque sé que yo no amo a Soo y que tal vez jamás lo haga, no me deja dormir. Además siendo la causa de que mi amiguito no se pueda levantar con nadie.

CON NADIE MÁS QUE CON SOO

Oh sí, porque llevo tres días tan empalmado como una roca, el pensar en que Soo esté en una habitación contigua a la mía y que pueda estar desnudo me pone y mucho. Y después está el problema de que en las mañana cuando me levanto la usa esos shorts pequeños y esa playera corta que lo único que hace es acentuar sus curvas. Curvas que algunas mujeres bien podrían desear tener y que yo he probado y que sé que son adictivas. Jamás podría negar la gran química y atracción sexual con este chico.

Y claro, ahora mismo al pensar en esto ya estoy duro de nuevo.

-¿Por qué no te pusiste así ayer con el chico del bar?- Me quejé mirando con odio hacia mi pene.- Te odio.

Y odio más a Soo quien ahora está riendo por toda mi silenciosa y solitaria casa, lo odio porque no me molesta el hecho de tenerlo aquí, lo odio porque no soporto verlo con su maldito ex novio y porque quiero levantarme en la noche e ir a su recamara para poder besar y saborear su piel y lo odio porque me hace cometer estupideces como obligarlo a venir a mi casa, conmigo como si fuéramos algo y no hubiéramos peleado semanas atrás porque él me amaba y yo no.

El ruido de la puerta me saca de mis pensamientos. Tres segundos después ese chico se asoma con una charola en la mano.

-Dije que no quería cenar- Soo me ignoró y entró.

-Samanta me lo dijo, aun así lo traje. Si quieres puedes comerlo sino no. No te rogare pero te diré que yo lo prepare y quería que lo probaras- Pude vislumbrar como sus mejillas y sus orejas se ponían rojas, vaya reacción tan curiosa.

-Aun así...

-Lo dejare y me largo- Dijo colocando la charola a un lado de mi escritorio. No dijo nada más, se dio la vuelta y caminó a la puerta.

-¿Te sientes mejor? Pareciera que ni siquiera este enfermo, andas por toda la casa parloteando con Samanta.- No quería que sonara como un reclamo. Solo que nos sabía cómo preguntar cómo se sentía sin parecer muy interesado.

-Me siento mucho mejor, gracias. Y te dije que no estaba tan mal. He estado peor y me he recuperado. Igual en cuanto me sienta mejor completamente me iré.

-Siempre dices que la has pasado peor – Ignore lo de que se iba a ir.- ¿A qué te refieres?- Sus ojos se abrieron como platos. Me gustaba este Soo, un Soo confuso, sorprendido y que por supuesto no estaba a la defensiva como últimamente. - ¿No comías? ¿Te dio un resfriado más grave? ¿No dormías?

-No creo que tenga que decírtelo – ahí estaba de nuevo, ese Soo a la defensiva.

-Claro, está bien sino quieres – Y aun así estaba tan curioso. Ahora que lo pienso no sé nada de Soo y lo que sé es por lo que mencionó Chanyeol y que Baekhyun le contó.

-Me voy a dormir.

-Espera – Lo detuve. Mi voz tembló un poco debido a la inseguridad que me embargó. – Esto te lo compre por tu cumpleaños, el día del bar te lo iba a dar pero las cosas se complicaron – Soo parecía confundido, lo sabía porque sus ojos se hacían más grandes de lo normal y se mordía el labios. Diablos, el labio más apetecible. Estiré mi mano y le entregué la caja pequeña con el reloj que había comprado.

Soo estaba sorprendido y yo quería estrujar esas mejillas llenas.

-No debiste Kai – No parecía querer recibirlo- Yo creo que después de todo lo que paso y que además ahora este aprovechándome de ti...

-Solo tómalo – lo empuje contra su pecho. Soo estaba estupefacto. – Y no digas nada, es un regalo y ya. Solo lo vi en una tienda mientras pasaba y como sabía que era tu cumpleaños -¿Tenia enserio que darle explicaciones?

-Gracias – Y sin más salió del estudio.

Mire a la comida en mi escritorio y mi estómago gruñó. Tomé asiento y suspire, después de todo si parecía tener hambre. La cena se veía y olía deliciosa. Y después me di cuenta que también sabia deliciosa.

Una vez que terminé de cenar todo y sabía que ya no quería seguir leyendo nada, salí con la charola y fui hasta la cocina para dejarlo. Sin embargo una conversación que se llevaba en tono bajo me hizo parar un momento en le puerta.

Nunca había sido entrometido pero no quería intervenir algo que parecía tan serio entre Soo y Samanta así que mejor preferí dar la vuelta.

-Una vez que me corrió de la casa no volví a saber de él ni de mi madre- Pare, ese era Soo. – Sentía que los había decepcionado, lo sentí por años. Estaba estudiando y como era menor de edad no era fácil encontrar trabajo, me quedaba con un amigo pero a veces no tenía para comer. A los pocos días decidí que era una carga para él, así que me fui. Dormía en callejones con personas de la calle. Mis amigos más cercanos me repudiaban y todo por... - Sin querer uno de los cubiertos se había resbalado de la charola haciendo un ruido sordo contra el suelo. Soo y Samanta me veían.

-Aquí están las cosas.

-Claro.

-Soo ¿No ibas a dormir?

-Sí, ya me iba. ¿Qué tal estuvo la cena?

-Deliciosa gracias – Sus ojos se pronto parecieron un poco más iluminados. – Suban a dormir, es tarde.

Caminé hacia mi recamara sin decir nada más, preguntándome sobre que hablaba Soo y por qué lo habían corrido de su casa. Probablemente a eso se refería cuando hablaba de pasarla mucho peor. Ahora la curiosidad me carcomía. 

MI DESEO - |KAISOO|  TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora