MI DESEO - |KAISOO| Terminada

CAPÍTULO 18

POV KYUNG SOO

Desperté con los ruidos en el recibidor, miré a mi reloj. Eran las 12 de la noche, me había quedado dormido mientras esperaba a que llegara Kai, quien había salido temprano a ver a su padre.

Cuando bajé a ver qué pasaba me topé con la imagen más extraña del mundo, ahí estaba la prometida de Kai con un Kai ebrio. Podía adivinarlo por que Kai estaba contra el suelo tirado y parecía no querer levantarse.

-Kai, no hagas esto. Levántate – decía ella.

-No, quiero ver a Soo – Kai hizo un puchero adorable.

-¿Qué sucede? – Ambos levantaron la vista hacia mí.

-Soo, que bien que bajaste. Ven, ayúdame con Kai.

-GULF – Kai estiró sus manos como si quisiera un gran abrazo.

- Kai estuvo tomando, quise llamarte pero no me dejo.

-¿Tú sabias que yo estaba aquí? – Ella asintió con una sonrisa.

-Kai me contó todo – Tomé a Kai entre mis brazos, estaba pesado – Tranquilo, sé de su rara relación y créeme no me molesta.

-Pero eres su prometida.

-Desgraciadamente, aunque pudo irme pero. Al menos Kai es mi amigo – Esta chica era maravillosa. – Anda, vamos. Debes subir a este hombre – Le plantó un suave beso en la mejilla a Kai y se alejó de ahí. ¿Iba yo solo a llevarlo a su recamara? Hello.

-Nos vemos – me despedí de ella.

Una vez que llevé a Kai a su recamara lo acosté sobre su cama con la intención de quitarle los zapatos y la corbata y dejarlo descansar.

-Soo – susurró atrayéndome hacia él.

-¿Qué pasa?

-No me dejes – dijo con un alarido. Sus mejillas estaban rojas. Me jaló más hacia él. Aprisionándome en sus brazos – No te vayas- Se acurrucó frente a mí y me abrazó. Su cara frente a la mía.

-¿Qué te paso Kai? – Este hombre hermoso de pronto estaba llorando. Sus mejillas ahora estaban empapadas.

-No me dejes, por favor no lo hagas. Tú no me dejes – Sentí mi pecho comprimiéndose. Kai jamás me había pedido algo así, nadie lo había hecho. No me gustaba verlo llorar, limpie sus mejillas y besé su coronilla.

-No lo haré ¿Ok?, no te dejaré a menos que tú me lo pidas.

-No te vayas – Sus labios buscaron los míos y me dio un beso lento y corto. ¿Qué te pasa Kai? ¿Qué es lo que te aflige?

-¿Qué sucedió con tu padre?-Esperó por un momento, seguíamos abrazaos. Kai lo pensó un segundo y respiró. De pronto se veía menos tomado.

-La boda se adelantó – Oh, eso sí que me sorprendió. Ignoré el pequeño dolor en mi pecho.

-¿Ese es un problema?- Sabia que se casaban en un año o algo así.

-En dos meses tengo que casarme – Eso sí que no lo esperaba. Kai esperó mi reacción.

-¿Y cuál es el problema?- Mis ojos se sentían llenos y aguados.

-Él quiere que me aleje de ti – Cuando dijo eso me acercó con fuerza a su pecho. Metió su rostro en mi cuello – No lo haré. No me alejaré de ti.

- ¿Tu padre?

-Sí, mamá le contó que tú estabas aquí. Y no quiero que te vayas. Quédate Soo - Mis lágrimas por fin comenzaron a salir.

-Pero si te casas tengo que irme. – Solté un sollozo, Kai limpio mis mejillas y besó cada uno de mi ojos.

-No llores, odio verte llorar - ¿Tienes que decirme cosas tan tiernas?

-Estoy feliz por ti – Mentí.

-Deja de decir estupideces, yo te quiero a ti, No me casaré – Ahora si estaba en shock. ¿Kai me quería?

-¿Tú me quieres?

-Sí, no te vayas. Puedo amarte, lo haré. Sé que puedo hacerlo, lo haré pero no me dejes – Ambos llorábamos. – Contigo puedo ser el Kim Jongin de 17 años que descubrió su sexualidad. Tú no me juzgas, te quiero.- Sentía que me arrancaban el pecho. – No me casaré.

-Kai – replique pero me abrazó con fuerza sin dejarme hablar.

-No digas nada. Por favor quédate así. Solo abrásame.- Y así lo hice.

Nos quedamos ahí, en medio de las lágrimas y del dolor. Más que mi propio corazón roto me dolía Kai, por fin estaba saliendo de su caparazón, por fin había sacado ese dolor que cargaba y ahora venía eso. ¿Es que jamás iba a ser feliz? Lo apreté contra mí toda la noche. No pude dormir pero Kai había caído en un sueño pesado ya sea por el alcohol o el cansancio. Lo contemplé toda la noche y lo adoré como mi corazón me lo permitía.

-Te amo Kai – dije besando sus mejillas. Me gustaba esto, ser el único que conoce a Kim Jongin de esta manera, ser la única persona que tiene permitido saber estas cosas de él. Claro a parte de sus amigos.

A la mañana siguiente me desperté con las caricias que se me eran propiciadas a mis mejillas y mi cabello. Sonreí con los ojos cerraos aun. Kai rio bajito y me plantó un beso en los labios.

-Te desperté – Su voz ronca de la mañana era el mejor sonido del mundo.

-Tengo que ir a la capacitación – Dije abrazándolo y atrayéndolo hacia mí.

-Eso es hasta las 10 aún es temprano – Entonces traté de nuevo de entrar en mi sueño done cosas malas no pasaban.

Kai guardo silencio por los segundos más largos de mi vida.

-Estuve pensando mucho ayer Soo. Renunciaré a la empresa y a mi herencia. No me voy a casar con alguien que no amo. Davika está conmigo en lo que decida, ella quiere irse a Europa cuando termine el año – Abrí los ojos grandes.

-' ¿Estás seguro? – Kai asintió.

-¿Por qué? ¿Por mí?- Me sentí tan idiota cuando ya había preguntado, claro que no es por mí.

-Por ti y por mí, quiero decidir por mi vida una vez en la vida. – Asentí.

-Me alegra mucho, pero ¿Tú estarás bien si no resulta con tus padres?

-Trataré de estarlo, ellos han sido mis pares todo este tiempo. Los amo Soo – Asentí.

-Sé que lo lograras – Kai me sonrió y se acercó a mí, me dio un beso corto en los labios.

-De verdad, de verdad te quiero en mi vida Soo.

-Kai, no sé. Enserio yo te amo con todo mi corazón pero ¿Estás dispuesto a lidiar conmigo sin sentir algo especial?

-Siento algo especial y tú lo sabes, puedes sentirlo. – Ahora hablaba en susurros sobre mis labios – Lo sientes cada vez que te toco – Paso sus manos obre mis brazos – Cuando te acaricio tu piel se pone chinita, cuando te miro a los ojos te sonrojas, amo que te sonrojes y cuando te beso, siento como te fundes contra mi cuerpo. Lo sé porque es lo mismo que me pasa a mí. Por favor perdóname todo lo que te hice y quédate a mi lado.

-¿De verdad quieres eso?- Besó mis labios con adoración. Sonrió sobre estos y mordió ligeramente mi belfo inferior.

-Lo quiero, te quiero aquí. Te quiero – Debía estar loco de pensar todo lo que Kai me estaba proponiendo.

-Dios, no puedes decirle esas cosas a un hombre.

-No eres cualquier hombre.