25-Cambio de Look

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-Hazlo, mi amor- pido con voz jadeante debido a los nervios que esta habitación me genera.

Sus dedos se abren paso entre mis prendas y se adentran a mi ropa interior, suspiro extasiada ante la expectativa.

Un gemido poco audible me toma por sorpresa en el momento que el tacto hace presión en mi zona intima.

Mi respiración se vuelve dificultosa y se acelera en cuanto la caricia de Dulce se hace presente en mi interior, al principio suave esperando a que me acople a su invasión y en cuanto lo hago todo se vuelve abrumador he intenso, su toque me lleva al borde de la pasión y entonces explotó.

Sus dedos salen de mi interior pero su mano se queda allí en medio de mis piernas mientras me acaricia y me recupero, sintiendo de apoco como mi respiración vuelve a la normalidad.

-¿Puedo hacer algo por ti?- digo y de un rápido movimiento me colocó sobre ella. Comienzo a acariciar sus senos, su abdomen... entonces mis ojos caen a la jodida fotografía de Sofía, y mi mente vuela nuevamente a la incomodidad de esta habitación.

Estaba apunto de parar nuestro acto sexual, en el momento que Dulce me volvió a atrapar en un beso desenfrenado. Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo mientras que en el trayecto nos desasemos de nuestra ropa.

Mi espalda vuelve a tocar nuevamente el colchón, la boca de Dulce ataca mi cuello y su respiración pesada contra mi piel me hace erizar, sus labios bajan a mi cicatriz para luego darle placer a mis pechos.

Miro hacía un lado y estiró mi mano hasta la foto para ponerla boca abajo, necesitaba hacerle el amor a Dulce inmediatamente. Con mis dos manos subo su rostro hasta que llegué a mi altura.

-Te amo- le dije para atraparla en un beso, la abracé y la giré para que esta vez quedara ella a bajo de mi. Varios gemidos escapan de su boca en cuando recorro con mis labios sus senos, su abdomen, para luego colocarme entre sus piernas y besarla ahí.

La respiración se le atasca en la garganta, ya que se agarra de las sabanas y muerde su labio.

-Dios, lo que tú legua hace me está volviendo loca- dice entre gemidos tratando de abrir los ojos. Mi excitación está llegando tan lejos, tanto que comienzo a besarla hacía arriba hasta llegar a su rostro nuevamente, me acomodo sobre ella y nos comenzamos a mover al ritmo, sus manos aprietan fuertemente mi trasero para sentir más el contacto y mis dientes muerden su cuello desesperadamente. Nuestra excitación había crecido a niveles mayores, sólo podíamos articular gemidos placenteros, hasta que todo mi interior se desborda.

La miró a los ojos y le sonrío.

-Eres mía, Dulce- digo deslizando una mano hasta llegar a su zona más intima, su boca salta a la mía y entonces en un rápido movimiento adentré dos de mis dedos en su interior. Trato de que cada uno de mis movimientos en ella sean precisos y excitantes. La escucho gemir, y suspirar en cada uno de mis embestidas.

Pero mi cursilería va más allá de la excitación, por lo tanto no podía evitar dejar de susurrar lo mucho que la amo, en su oído mientras la hacía mía. Cuando llego a la meta y la hago acabar con un sonoroso gemido, me dejo caer sobre ella sintiendo el temblor de su cuerpo.

Su respiración es acelerada y la mía también.

-Me encanto- le digo aún excitada- Maravilloso.

-¿Repetimos?- sonrío y de un movimiento rápido ella se apodera de uno de mis senos con su boca mientras que el otro lo acaricia con la mano.

-Sí, quiero repetir- ella se sienta y yo me siento sobre ella abrazando su cintura con mis piernas, mis manos agarrando su cabello mientras siento como comienza la travesía con sus manos y boca.

La MadrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora