Capitulo 14 - Finado culpable

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Maira, quien escuchó los días que llevaba en cama no pudo evitar exaltar se intentando ponerse de pie aunque su cuerpo estaba débil, siendo sentada por el contrario; dentro de la pausa, estaba segura de haber pasado poco tiempo, ahora debía ponerse al tanto de las cosas ocurridas después del baile.

Alexander: Se ve que estas ansiosa por volver al trabajo pero tendrás que quedarte en cama hasta recuperar energías, ¿lo entiendes?

Maira: Mm~, no estaba interesada en el trabajo realmente, tengo muchas dudas, ¿puedes decirme que paso después del baile?

El joven pelinegro se inclinó acomodando la de nuevo en la cama y tapando la, seguido de eso sostuvo su mano apretando un poco e manteniendo una expresión de dudar en hablar del tema.

Maira: (¿Por qué está actuando rarito?)

Alexander: Al principio todo estaba bajo control, sin embargo no duró tanto, los invitados estaban tan asustados que el baile se tuvo que cancelar, todos salieron rápido...en cuanto al culpable, en el transcurso a la prisión comentó haber sido contratado por ti; cuando llegó a prisión, se quito la vida con las caderas de sus muñecas, fue un error nuestro haberlo dejado solo.

Maira: (Esto está mal, van a creer que intente infiltrar me desde antes solo para derrocar al reino, eso se consideraría traición y muerte)...dudan de mi, ¿no?

Alexander: Dudaban, te querían encarcelar en mal estado, tuvimos que oponernos al rey y pedir pruebas; afortunadamente a Nicolás se le ocurrió hacer una recolección de firmas entre las personas que trabajan por este lado para confirmar tu presencia solo en esta área todos los días, aún así, el primer principe pidió agendar una audiencia a solas contigo una vez despertarás.

Maira: Oh, pues, aprovechando que estoy despierta puedo ir a demostrar mi inocencia...(debió ser un gran problema tener que estarme cuidando para evitar que el rey se moviera sin pensar, con razón su rostro se ve cansado)

La fuerza que tomaba su mano aumentó, provocando que hiciera una leve mueca de dolor; el contrario la veía como si quisiera insistirle que tuviera un poco más de paciencia. Por otro lado, si Maira seguía tardando podría incluso poner en peligro la cabeza del segundo príncipe por desobedecer las órdenes del rey solo por defenderla.

Alexander: Quedate un rato más aquí, solo un rato más, por favor. Si te levantas no podré cerrar los ojos tranquilo.

Maira: Esta bien, después de todo se ve que estas cansado.

Dicho eso, se recostó sobre la cabecera de la cama viendo de reojo por la ventana los rayos recientes del sol, demostrando el inicio de un día que representaría vida o muerte, para ella podía ser su último amanecer. Alexander sonrió levemente apoyando su cabeza sobre las piernas tapadas de Maira, cerrando los ojos con la finalidad de dormir; la joven acercó su mano libre acariciando la cabellera obscura del joven hasta dormirlo profundamente, incluso ella terminó durmiendo nuevamente, siendo cuidados por Nicolás y el mayordomo.

Pasaron las horas, despertando el canto de unas aves en un árbol cercano a la joven primero, quien observó al príncipe dormir aún; comenzó a darle toques en la mejilla con el fin de despertarlo.

Maira: Quien diría que al príncipe le gusta aún dormir como niño~, despierta, ya estoy cansada de estar acostada...aparte, no siento mis piernas.

Alexander: Si dices una palabra de lo que sucedió aquí adentro, te subiré tus horas de trabajo...lo mismo va para ti, Nicolás.

Nicolás: (Ya trabajo día y noche)...como usted ordene, mi señor.

El príncipe se levantó, estirando los brazos y ayudando a Maira para ponerse de pie, no estaba del todo seguro si dejarla ir sola, le daba miedo que el primer principe tuviera intenciones malas contra ella después de arruinar su fiesta de declaración ante ser el próximo rey. Esta acepta la ayuda, mientras Nicolás salía afuera pidiendo al personal que fuera un grupo de sirvientas a vestir adecuadamente a Maira, quedándose de una vez fuera de la habitación haciendo guardia; por otro lado, Alexander aún la sostenía a pesar de llegar todo el personal encargado.

Maira: Necesitan que me sueltes y salgas.

Alexander: ¿De verdad? Te ves tan débil que prefiero quedarme a cuidarte.

Maira: ¡Solo salte por unos minutos, acompaña a Nicolás en la puerta!

El príncipe realizó una expresión dramática de lastima, saliendo del cuarto como un cachorro triste e observando molesto a Nicolás con la intención de desquitarse con él, mientras el guardián solo veía al frente sin prestarle atención.

Nicolás: No se que paso pero no me involucre en sus problemas emocionales.

Pasaron los minutos cuando la puerta se abrió dejando ver a Maira con un vestido Lila con encajes plateados, al igual que piedras de adorno; una vez lista fue acompañada por ambos caballeros hasta la sala de audiencias, sin embargo, se les informó que el primer principe deseaba reunirse con ella en el jardín de té.
Eso calmaba un poco más la cosas, ya que al cambiar el lugar oficial, no se podía llegar a ser un juicio; juntos siguieron caminando hasta llegar a los precioso y extravagantes jardines principales del palacio. Acercandose a al punto de encuentro vieron al albino platinado sentado jugando con una rosa.

Alexander: Parece que te diviertes con todo esto, ya ha despertado y se siente mejor, la he traído.

-: Excelente, ahora, deja que se siente y retírate junto a Nicolás; quiero hablar con ella a solas, si no es mucho pedir.

Alexander arrugó el rostro ante tal petición más absurda, no deseaba dejar a Maira sola con alguien que sospechaba de ella; no obstante, ella misma asintió caminando por su cuenta hasta la mesa donde se le ofreció tomar asiento. Ambos guardianes no tuvieron más opción que retroceder al punto de solo observar a distancia.

Alexander: Nicolás, tu que tienes reflejos más ágiles; si ves que intentan hacerle daño, no dudes en protegerla, es una orden.

Nicolás: Entendido.

Regresando al encuentro frente a frente entre Maira y el primer príncipe, el ambiente era silencioso, el contrario solo preparaba las tazas de té acercando le una para que tuviera algo de beber; la peli verde solo se detenía a observar la taza con cierta duda de tomar.

-: No tenga miedo, yo no soy la clase de persona que se venga utilizando el mismo método, señorita Maira.

Maira: ¿No se le hace irónico que el asesino diera mi nombre cuando ya tenía un método de terminar su vida? Claro, si es que sabe pensar detenidamente...

Fin del capítulo


Salvando al ProtagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora