DESTRUCTION « KookTae » 「 LIBRO 1 」

Q U I N C E

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Jeon Jungkook

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Taehyung terminó quedándose dormido en mis piernas después de platicar de cosas triviales, por lo que me quedé vigilando la entrada yo solo.

Miré por el enorme ventanal que había frente a mí, no había nada afuera, simplemente estaba la luz de un faro en la otra calle que era lo único que iluminaba su acera y parte del pavimento. Suspiré mirando a Taehyung y después acariciando su cabello levemente, parecía que lo había golpeado una roca, no se movía y lo único que emitía eran sus suaves inhalaciones y exhalaciones a medida que pasaba el tiempo.

Solté su cabello y volví a mirar por el ventanal, pero fijé más mi vista cuando vi que una pequeña gota de agua cayó en el vidrio de este. Me quedé observando unos segundos más hasta que poco a poco comenzaron a caer gotitas de agua, unas tras otra, hasta volverse lluvia.

¿Lluvia en invierno?

Conforme comenzaron a pasar los minutos la lluvia se comenzó a volver más fuerte hasta el punto en que ya no se veía absolutamente nada. Entrecerré un poco mis ojos para poder ver algo, pero me era imposible.

Suspiré bajando la mirada hacia la cabeza de Taehyung, pero un extraño alarido a lo lejos me hizo levantar la mirada rápidamente. Me concentré en escuchar mejor y pegué un pequeño salto en mi lugar cuando otro gemido se oyó de igual manera, así que me quité la chamarra e hice una pequeña almohada quitando suavemente la cabeza de Taehyung de mis piernas para poder levantarme. Cuando lo hice, me apoyé de la pared y me levanté con total cuidado, acercándome lentamente hacia el ventanal.

Pequé mi vista en la cortina y me quedé quieto. No se veía nada extraño, sólo el agua cayendo a cántaros en las calles. Pero cuando forcé más mi vista, pude ver una pequeña silueta en medio del pavimento, parecía que estaba temblando y llorando, ya que tenía sus manos en su cara.

¿¡Es un niño!?

—Puta madre —Miré a todos lados buscando algo con qué taparme ya que le había dejado mi chamarra a Taehyung para que no se lastimara, pero para mi mala suerte no encontré nada a mi alcance. Suspiré, tendría que salir así con tal de salvar a ese niño.

Quité el seguro de la puerta y salí corriendo entre la densa lluvia.

El agua me empapó en segundos, por lo que comencé a tiritar de frío por la baja temperatura de esta y me tallé los ojos por toda el agua que me estaba cayendo encima, ya que me era muy difícil ver hacia el frente. Traté de correr, pero por el lodo en el jardín casi me caigo de espalda, así que caminé un poco más lento con tal de no matarme en el intento. Abrí la puerta de la cerca y corrí en cuanto vi al niño temblando seguramente de frío. No le calculaba más de seis años y esperaba que se encontrara bien.

—¡Por Dios pequeño, no deberías estar aquí solo! ¿Te perdiste? —Pregunté tocando su hombro. El niño dejó de temblar, pero no se volteó a verme —, ¿Cómo te llamas...?

Lentamente el niño se volteó y di un par de pasos atrás quitando rápidamente mi mano de su hombro. No era un niño, ya no más, tenía la mitad de la cara mordida y se podían ver sus músculos ensangrentados junto a sus dientes. Sus ojos estaban cubiertos por una capa blanca con venas rojas de extremo a extremo y su nariz había desaparecido.

Con los ojos llenos de lágrimas retrocedí, pero él comenzó a gruñir con fuerza, inflando su pecho violentamente y salpicando gotas de agua rojas que salían de su nariz al compás de su salvaje respiración.