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-Park Jimin...

"Joven, rubio y alegre. Lo tienes todo, menos ese alguien que te haga sentir especial." -Pensaba el tierno chico mientras se miraba en el espejo. Suspiró con desilusión y sacudió su cabeza.

-¡Cariño, apresurate! mi turno comienza en veinte minutos. -Escuchó a su madre desde la planta baja.

Bajó con un poco de pereza. Hoy era de esos días en los que acompañaba a su madre al trabajo. ¿La razón? No había una como tal. Solo que tenía el día libre y no podía quedarse en casa como siempre.

-¿Podemos irnos ya? -Cuestionó la señora Park con obviedad.

-Si. -Respondió el rubio con un puchero. Su madre tuvo que jalarlo del brazo hasta el auto.

En el camino había algo diferente, anteriormente el rubio colocaba alguna canción en el estereo y cantaba, importandole poco lo que pensara su madre o alguien más. Ahora estaba ahí, perdido en la ventana y las gotas de lluvia que resbalaban por ella.

-¿Pasa algo? -Cuestionó de pronto su madre, llamando su atención.

-Sí. -Respondió sin notarlo. -Pasa que ten-

Un bonito chico parado en la esquina del cruce había robado su atención.

"¿Es este mi ser amado?" -Pensó con gracia.

Su madre detuvo el auto para sederle el paso a cierto chico por el que ahora suspiraba Park.
A mitad del cruce, el sombrio chico volteó e inclinó un poco su cabeza en agradecimiento.

Los ojos avellana de Jimin y los de aquél chico, se vieron.

-¿Qué tienes? -Interrumpió su madre.

-¿De qué? -Devolvió la cuestión.

Su madre lo miró fijo. -Olvidalo jovencito.

La señora Park volvió a conducir, mientras Jimin seguía con la vista al anterior chico hasta que este se perdió en una tienda un poco rara. Así, tardaron poco menos de veinte minutos en llegar al hospital en el que trabajaba su madre.

-¡Hola Ami! -Saludó feliz a la enfermera en recepción.

-Joven Park, de nuevo nos visita. -Le regaló una sonrisa al rubio.

-Bien, debo ir a mi oficina. Park Jimin -volteó hacia su hijo- puedes estar en todo el hospital me-

-Menos en el área de urgencias y terapia intensiva, ya lo sé mamá. -Rodó los ojos y rió un poco al final.

-No quiero problemas. -Dejó un beso en la mejilla del rubio y se dirgió hacia el pasillo que llevaba a su consultorio.

-¿A dónde irás primero? -Cuestionó Ami hacia el menor.

-Hm, no lo sé. ¿Quizá la cafetería?...Si. -Se bajó del mostrador en el que estaba sentado. -Nos vemos después. -Le regaló una última sonrisa a la enfermera.

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Soul || үооиміиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora