“Justo aquí, en esta colina…”
Odiaba que fuera más rápido que él. Corría y corría pero siempre le era tan difícil alcanzarle.
—¡Katsuki!
—Eres tan lento Sho.
Bueno, después de todo Katsuki era un niño salvaje, sabía hacer montones de cosas que él no.
Le ganaba en todo. Hasta en correr.
—No… puedo —su voz sale tan baja que el otro no es capaz de escucharlo.
Esta en su límite. Se inca en el pasto.
—Sho, no… —al voltear atrás no lo ve—. ¡Shoto! —regresa en su encuentro.
El pequeño rubio se acerca y antes de tocarle el hombro Shoto lo derriba.
—Ja.
—¡Oye!
—Que malos reflejos, Suki.
—Umm —arruga el entrecejo—. Eres un tramposo Sho. ¡Y ya te dije que no me llames así!
Ver sus mejillas rojas hacen a Shoto querer sonreír, no lo hace, en cambio le saca la lengua.
—¡Idiota!
Volvieron a echarse a correr, ahora Shoto escapando de Katsuki.
Los niños pasaban los días de ese modo. Siempre hallaban la forma de librarse de sus respectivos padres y reinos para estar juntos.
Corriendo en las colinas, pescando en los ríos, trepando a los árboles del bosque, que estaba entre sus tierras y finalmente contemplado la puesta de sol, solo unos minutos, antes de volver con los suyos.
La distancia entre los reinos era exuberante para unos niños, aunque no les importaría recorrer el bosque entero para verse.
Shoto en su fiel corcel blanco y Katsuki en un dragón, su protector; quien era un niño dos años mayor llamado Eijiro.
El chico de pelo rojo a veces se les unía, la mayoría se iba por su cuenta o solo les vigilaba. Era raro para ellos que por alguna razón cada que iban cerca al pueblo donde vivía un pequeño pecoso —Midoriya para Shoto, Deku para Katsuki—, el dragón se ponía ansioso y les llevaba el mismo. No entendían su actuar, porque según él no debían ir tan lejos, ni adentrarse tanto al bosque, aunque siempre era Eijiro el que les llevaba allí, donde el pecoso. Igual la pasaban en grande cuando se juntaban los cuatro y hacían competencias por todo.
Claro que a Shoto le gustaba más pasar el rato en las colinas junto a Katsuki.
•••
—¡Sho!
Eijiro baja en la colina ahora blanca por la nieve. Katsuki se desliza por las escamas del alto dragón que crecería aún más.
Él al verlo baja de su caballo.
—Suki.
—¡Tonto! —le mira con fingido enojo y enseguida desaparece—. Oye, quería mostrarte esto, ¡mirá, mirá! ¡Mis viejos me dieron está capa!
—Katsuki, no llames así a tus padres —dice Eijiro aún en su forma de dragón.
—Tks.
Shoto se rie y le dice:
—Pero, Suki, esa capa te queda gigante.
—Agh, eso no importa. Algún día me quedara justa.
Shoto asiente y se acerca a tocar la capa roja.
—Es pesada.
—Sí, bueno ya. Vamos al río.
Con la llegada del invierno, todo el bosque y colinas estaban pintadas de blanco. Los lagos se congelaron, más no el río, el agua solo estaba helada. Estuvieron ahí arrojando piedras.
Pasaron grandes días en la colina llena de nieve.
Era una temporada demasiado fría, claro que al estar con el otro jugando se les olvidaba por completo.
Y así los años pasaron, ellos crecieron…
Un nuevo invierno llegaba a sus tierras.
Su padre le había estado hablando de cosas que no presto atención, él solo podía ver por la ventana los copos de nieve caer y en cuanto el mayor le dio la espalda, escapó como cuando era niño.
Montó su caballo.
—Vamos, Snow, hay que verlo… —dice y el corcel relincho. Ciertamente no tiene forma de saber si estará ahí, solo… lo siente. Sabe que así será.
A todo galope fue a la colina, aquella tan especial para él, ellos.
—¡KYYA!
Ese grito hizo que levantará la mirada. El gran Bakugo Katsuki salta del enorme dragón rojo. Sonríe. Trae esa capa roja que lo hace ver tan majestuoso.
El rubio lo ve, nota el brillo en los ojos del bicolor y ríe.
—Suki…
—Sho, serás idiota… —rueda los ojos.
Katsuki jamás le diría a viva voz que le gustaba que le llamase así, aún cuando está seguro de que el otro ya lo sabe.
Eijiro, quien se mantuvo en vuelo todo momento, sonrió para sus adentros y se elevó en lo alto para ir al pueblo.
Los jóvenes herederos, pasaron el día hablando de todo lo que no pudieron en algunas semanas.
Al ser invierno no se veía la puesta de sol, solo podían ver cómo todo el cielo obscurece.
Suspiran y se echan en la nieve. Las estrellas comienzan a brillar.
Katsuki siente la mano contraria muy cerca de la suya y la toma. Shoto refuerza el agarre y le acaricia suavemente con el meñique. Sus ojos se encuentran.
Aún teniendo las más brillantes estrellas allí, en el cielo para ellos,
ambos creen que los iris que miran son mucho más bellos.No necesitan más que esto.
Si pudieran hacer que el tiempo se detuviera o hacer que fuera mucho, mucho más lento, lo harían.
“Quiero…
Que la nieve nos cubra, y detenga el tiempo.
Que congelé este momento”❆
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❆837 palabras
Este de todo el libro es mi favorito.
*Toque Kirideku💖 sorry, no lo puede evitar.
🌬️¡Gracias por leer!✨😔❤️
𝟸𝟶/𝟷𝟸/𝟸𝟶
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Frío de diciembre [Drabbles TDBK/BKTD]
Fiksi Penggemar❆❝𝑈𝑛 𝑐𝑎́𝑙𝑖𝑑𝑜 𝑎𝑏𝑟𝑎𝑧𝑜 𝑡𝑢𝑦𝑜 𝑒𝑠 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑖𝑡𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑒𝑙 𝑓𝑟𝑖́𝑜❞. -𝓑. 𝓚. ❆❝𝐸𝑙 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝒉𝑒𝑙𝑎𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑔𝑜𝑙𝑝𝑒𝑎 𝑎𝑝𝑒𝑛�...