La verdad entre nosotros

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CAPÍTULO 5

Pov por Rose

Demetri estaba distante. Podía sentirlo en la forma en que contestaba cada uno de los mensajes; corto, directo, sin paso a una conversación fluida.

Cuando me dejo en visto al preguntarle si vendría por mí, no moleste más. Sin embargo, aquello genero un pequeño estado de ansiedad en mi interior, aquellos pensamientos autodestructivos aparecieron logrando que mi corazón se estrujara. Y yo no quería volver a sentirme de esa forma.

—Rose, el jefe ha llamado, que te encargues de la facturación y del inventario de la mercancía nueva. Cárgala al sistema y deja todo listo al terminar el turno.

—¿Solo yo? Podrías quedarte y ayudarme, así terminaríamos todo este desastre pronto.

—Ha dicho que te encargues. Ya mi turno termino, nos vemos mañana. Suerte.

Mi compañera de trabajo, con quien se supone debería apoyarme en el trabajo se ha lavado las manos delante de una docena de cajas de productos nuevos. El trabajo me ayudo a olvidarme de Demetri y de su falta de respuesta, estando allí no pienso más que en números, en cuentas, en plumones de colores y pintura especial para madera, en los diferentes pegamentos, y en atender a los alumnos que corren por llegar a tiempo a la siguiente clase.

El tiempo pasara tan rápido, que pronto me encontré con la última caja de pinturas, diferentes tonos de rojos, desde el más claro hasta el más intenso. Coloque los frascos en el mostrador concentrada en realizar un perfecto arcoíris, cuando mi móvil sonó con insistencia.

Vi el nombre de Demetri después de horas en tardar en responder. La distracción me costó uno de los frascos de pintura roja cayendo al suelo dejando una escena del crimen. Mi pantalón, tenis y camisa quedaron arruinados.

—¡Joder, Sotomayor!

Tome un pañuelo limpiando la pintura rojo sangre, fui corriendo al baño donde lave el pañuelo viendo el agua cambiando de color. La puerta del cubículo detrás se abrió, encontrándome con el reflejo de Julieta. Ambas nos miramos sin decir palabra. Se acerco di vuelta por instinto y vio mis manos rojas:

—¿Te habéis cortado? —Se acerco tomando mis manos preocupada.

—No, no... Fue solo un accidente laboral. Un frasco de pintura se rompió.

—Oh.

Rompió el contacto. Abandono mis manos quedando allí, mirándonos sin saber cómo continuar la conversación. Julieta se despidió para regresar a sus clases, y al volver a mi labor me vi en el espejo. En poco tiempo he cambiado tanto que cada día que me encontraba con mi reflejo, me odiaba un poco más.

Regrese terminando con el trabajo, llame a Demetri, quien me respondió de la misma forma cortante, seguro y sin darme tiempo a negativa. Vendría por mí, lo que me hizo terminar pronto con mi trabajo. Fue entonces que la ultima hora termino y yo me apresure por cerrar pronto.

—¡Hola! —Julieta aprecio en la ventanilla sonriente—. ¿Os gusta el chocolate blanco?

—Sí.

Dejo uno con trozos de galleta que tanto me gusta. No dijo nada, solo lo dejo en el mostrador y corrió escaleras arriba. La idea de que ella me observara sin que me diera cuenta hasta descubrir cual es el chocolate que siempre compro en la cafetería provoco un salto en mi corazón. Uno que me hizo cerrar con prisa la tienda, correr por el mismo camino que ella con la intención de alcanzarla, agradecerle.

El bullicio de alumnos no me dejo encontrar a Julieta. Miré a mi alrededor buscando su cabello castaño ceniza o su uniforme de color verde, pero me tropecé con Demetri que ya estaba fuera:

Before AetérnumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora