Niñita

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Capítulo 7

Pov por Veruska

Me mantuve en silencio. Oculta en las sombras de la noche. Permanecí paciente, cautelosa, esperando que la puerta del departamento de Demetri se abriera y apareciera. Lo hizo tan de madrugada que por un momento pensé en desistir en mi espera.

Demetri entró despreocupado, feliz, como una persona que no tuviera un puñado de armas apuntando a su cabeza. El infeliz encendió la luz y se encontró conmigo en el sillón del rincón.

—¿Qué haces aquí, Veruska?

—¿Dónde estabas? ¿Estabas con esa 'Rose'? —Me coloqué de pie—. ¿Por ella dejaste a los clientes tirados?

—Vete.

—Desgraciado. Te largaste y cerré el trato por ti. No es mi trabajo, si mi tío se entera...

—¡No me importa Marcelo, Veruska! No me importa mi padre. No me importas tú.

Me acerqué hasta él, a quien parecía no importarle nada en ese momento. Lo miré, su aliento desprendía ese olor a caramelos de miel que usa para calmar su ansiedad después de un atracón de drogas. Y en su camisa negra, resaltaba una larga hebra de cabello color escarlata. Lo tomé entre mis dedos, notando el largo de esa melena y su cuerpo se volvió rígido.

—¿Esto es lo que te importa? La vida es simple, Demetri, y estás dejando que una pequeña zorra te alborote demasiado las pocas neuronas que tienes. Lo que tienes entre las piernas está ocupando tus pensamientos.

—Veruska...

—Si no colocas tu cabeza en donde debe estar, secuestraré a la niñita y la próxima vez que la veas, será dentro de mis jaulas de peleas dando un espectáculo digno de recordar. Entonces, así sabrás, que fuiste el culpable de que terminara allí.

Él llevó su mano a mi cuello sin darme ninguna advertencia. Saco su arma y apunto mi cabeza. Apretó con fuerza, advirtiendo que lo partiría en dos antes de dispararme en la cabeza. Esos ojos ardían como nunca lo he visto y eso solo alimento mi curiosidad. ¿Vale iniciar con guerra por aquella mujer?

—Si te acercas a ella, te mataré. ¿Capisci?

Demetri estaba dispuesto a iniciar una guerra por esa tal Rose, y yo debía tenerla delante de mí, como diera lugar. No podía respirar; aun así, le devolví una sonrisa, mientras me aseguraba de no perder esa preciosa hebra roja.

(***)

Regresé a casa después de que me soltara el cuello. Al llegar, encontré en mi habitación el sobre con la información que pedí sobre esa niñita. No era nada. Una masa ocupando un espacio en la sociedad. Un ser tan insignificante como una cucaracha. Al ver las fotografías, no poseía una gran belleza, algo que te robara el aliento. Tan común y corriente, que aún no lograba comprender que enloqueció a Demetri.

Traté de dormir después de leer todo lo que encontraron de Rose. Su rostro no se salió de mi cabeza, me fastidio hasta que logré cerrar los ojos más por fatiga que por el mero hecho de dormir por placer.

Al despertar esa mañana, estaba irritada, tanto que mi tío me ignoró mientras tomaba un café. No se molestó en invitarme a desayunar cuando me vio bajando las escaleras, atravesando el gran salón hasta la puerta donde estaba el chofer.

—Señorita.

—¿Sabes dónde queda esta dirección? —Le entregué la dirección en donde vive Rose.

—Sí.

Andiamo.

Subí al coche, sin saber qué es lo que deseaba en realidad en ese momento. Volví a mirar la fotografía, en la mayoría, Rose siempre tenía cualquier ropa barata, el cabello suelto sin ninguna gracia y comiendo en cualquier asqueroso puesto de comida callejera. ¿Qué es lo que Demetri veía en esa mujer?

Before AetérnumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora