El primer día de clases es sinónimo al peor día de toda tu existencia escolar, me refiero a cuando es una escuela nueva. ¿Por qué? Simple, debes hacer amigos si o si. No hay nada mas horrible para un adolescente que no tener amigos en la escuela. ¿Y por qué es tan difícil? Bueno, ya hay grupos formados, tu deber es entrar en uno de ellos.
Acompañé a Sophie hasta su salón en el primer piso.
-Suerte, nos vemos mas tarde- le dije
-Suerte a ti también- respondió. Entro a su salón y yo me dedique a buscar el mío. Por desgracia nadie se acercaba a "el estudiante perdido", era la realidad no una película. Luego de varios minutos encontré el maldito salón en el tercer piso. Para mi mala suerte ya estaban allí. Maldije en mi interior y abrí la puerta lentamente. Como esperaba todos voltearon a verme.
La profesora me hizo pasar y me presento. La indiferencia con la que la mayor parte de la clase me miraba me aterraba. Mientras la mujer hablaba yo me dedicaba a observar rostros y pensar "dejen de mirarme por favor". Cuando la mujer por fin se callo me fui a sentar al único banco disponible.
-Espero que te sientas cómodo- sonrió Alexandra, la profesora. Esperaba demasiado, por que sinceramente lo que menos sentía en ese momento era comodidad.
Para mi fortuna la clase era de ingles. Siempre mi materia favorita fue ingles, se me da bastante bien. Pero si hablamos de las matemáticas una piedra me gana por mucha ventaja.
El timbre sonó y mi mayor deseo era salir volando por la ventana. Esta es la peor parte del primer día, estas solo y si nadie se acerca estas completamente al horno con papas. Tampoco es que sea la persona mas sociable del mundo pero hubiese sido muy genial que alguien me hablara. En ese momento era como el helado de pollo, no existía. La gente pasaba mi me observaba como si fuese una cosa de otro mundo, pero luego se alejaban. Tampoco podia acercarme a nadie porque seria una locura y un suicidio social. Podias ver como los grupos resaltaban, sobre todo los raros.
Como estaba mas solo que un perro mojado en la calle me fui al baño a usar el celular y me quede ahí todo el receso. No es mi lugar favorito pero es mas tranquilo que los pasillos de la escuela. Mi día se baso en eso, aula baño, baño aula.
Ya fuera de ahí busque a mi hermana para regresar a casa. Vino corriendo y camino a mi lado
-¿Como te fue?-le pregunté
-¡Re bien!, estoy en un grupo de chicas- sonrío
-Te dije que todo iría bien
-También hay un chico en mi clase que...
-¿Un chico que?- Si, soy un hermano celoso- Nada de chicos, eres muy pequeña para andar pensando en eso- me quejé
-Ay tengo ocho años ni que tuviera tres. Además solo me parece lindo
-A tu edad yo molestaba a las niñas no andaba diciendo que eran lindas- y ahí fue cuando me sentí viejo. Sophie rió- Dios mío estoy hecho un anciano, mejor hablemos de otra cosa- Los dos reímos y seguimos caminando.
-Y...¿Como te fue a ti?-pregunto acomodándose la mochila para que no se le cayera.
Bien- mentí. Realmente no le interesaba escuchar mis quejas
Cuando regresamos revisé mis redes sociales. Tenía algunos mensajes de mis amigos "Ey te extrañamos aquí" "¿Vendrás de visita? Te extrañamos en la escuela" "Tengo muchas cosas que contarte ya quiero que vengas a visitarnos". Ese ultimo era de mi mejor amiga, realmente la extrañaba, y a mi grupo de amigos también. No es que fuera una persona popular, ni cerca estaba de eso, pero mis amigos eran un grupo fantástico de esos típicos que salian juntos a ver peliculas, hacian desastres y se reian. Jamás estaba solo. Por desgracia en mi nuevo pueblo si estaba solo.
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Mas allá del amor
Teen FictionCuando Anthony, un adolescente de 17 años pierde a su madre en un accidente de trancito su familia integrada por su padre Kenny y su pequeña hermana Sophie deciden mudarse a un remoto pueblo llamado Wimblen cerca de las montañas para dejar todo atrá...