TXT One-shots

名前

El prado se extiende verde y frondoso, dando ese ambiente fantasioso y tranquilo. La brisa mueve mis cabellos y siento una caricia por parte del viento.

Pero no estoy sola.

A lo lejos, bajo un árbol, veo la silueta de alguien.

Me acerco como si fuera atraída por un imán. La curiosidad me invadía por saber quién se presentaba en tan hermoso lugar.

Un niño estaba cogiendo algunas hojas de aquel árbol, totalmente en su mundo, sin mirarme todavía. El chico pega un brinco para tomar la hoja de una rama alta y una vez lo hace, se gira para mirarme con ojos curiosos.

Parecía ser de mi edad, con sus cabellos de un brillante negro natural que bailaban al son del viento, despeinando un poco su flequillo, sus ojos eran negros, pero se veían brillantes debido a la curiosidad que le causaba saber quién era yo, con una nariz pequeña y la boca entreabierta.

—¿Quién eres?—Se atrevió a preguntar primero.

—¿Y tú?—Le devolví la interrogante. El pelinegro se encogió de hombros desinteresado.

Noté como la imagen se hacía más borrosa. El chico desapareció de mi vista.

Un sueño. Un sueño más de los muchos que vinieron después de este.

Era insoportable escuchar esa estruendosa alarma molestar por la mañana, más aún cuando te despierta de un sueño. Estaba segura de que por fin escucharía el nombre de aquel chico tan misterioso.

Sin embargo, la ruidosa alarma tenía que hacer de las suyas.

Bufé molesta apagando el irritante aparato de un manotazo.

Revolví el manojo de pelos que tenía, cepillándolo un poco por encima y bajé a desayunar con un humor de perros, como cada mañana que me despiertan de mi sueño con ese chico que, a medida que ha pasado el tiempo, se ha hecho bastante apuesto.

Me preparé una taza de café. Normalmente no solía tomar cafeína, pero últimamente me hace mucha falta, sobretodo si me despierto de mal humor y tengo que ir a clases.