POV Edward
Por la noche, tras nuestra aclaradora conversa sobre lo que nos había sucedido por la mañana, descubrí todos los motivos que estaban quitando la tranquilidad de mi esposa, dejándola con los nervios a flor de piel. Ella estaba lidiando con demasiadas emociones en aquel día y yo sin saber todo lo que ella llevaba en sus adentros terminé, aunque sin intención de hacerlo, por herirla con mis palabras descuidadas. Hablamos sobre sus recelos y su supuesta dificultad para embarazarse, le sugerí que al día siguiente habláramos con mi padre sobre sus dudas y ella pareció tranquilizarse con mi idea; cansados por todas las emociones vividas en el corto período de 12 horas, dormimos toda la noche acurrucados el uno en los brazos del otro, en algunos momentos la sentí inquieta durante el sueño, entonces la abrazaba más fuerte y ella volvía a relajarse.
A la mañana siguiente, me desperté antes de Bella y con cuidado para no despertarla desaté nuestros miembros y fui al baño para hacer mi aseo matinal, al dejar nuestra habitación ella seguía dormida en la misma posición, entré a la habitación de nuestra hija y la vi empezar a removerse en su cuna, así que me quedé allí, esperando a que se despertara, no tardó mucho tiempo en hacerlo, antes que ella empezara a llamar a Bella o a mí me aproximé y ella todavía algo adormilada me sonrió estirando sus bracitos, la cargué y ella se acurrucó contra mi cuello, su olor a bebé enterneciendo mis sentidos.
— Pepe — murmuró, tocando mi cuello con su manita regordeta, tomé el chupete y su paño de bebé que estaban en un rincón de la cuna, muchas veces durante la noche el consuelo se le caía, ella abrió la boca para que yo pusiera el chupete y tomó de mis manos el paño. La acosté sobre la cama y cambié su pañal, pronto empezaríamos a enseñarle a utilizar el baño, Bella iba a comprarle un urinal, entonces empezaríamos con los intentos. Con mi hija debidamente aseada bajamos a la planta baja, ella hecha un pequeño monito agarrada a mi cuello, ya en la cocina la dejé en su trona mientras le preparaba el desayuno, con su chupete en la boca y el paño apretado junto al pecho ella acompañaba mis movimientos para preparar su comida.
— ¿Mami? — Preguntó mirando hacia la entrada de la cocina, el chupete olvidado sobre la bandeja de la trona.
— Mami está durmiendo, pequeña — dije inclinándome por sobre la encimera para acariciar su mejilla.
Ella unió sus manitas, una palma contra la otra y puso al lado de su mejilla izquierda, inclinado un poco la cabeza hacia el lado, era su manera de decir que alguien estaba durmiendo, se veía adorable, sus mejillas todavía sonrojadas por el sueño, sus rizos cayendo hacía un lado por la inclinación de su cabeza y en su mirada verde, tan parecida a la mía, brillaba la dulzura.
— Eso es, Maddie, vamos a comer y luego vamos a despertarla ¿Vale? — Ella asintió con la cabeza, volviendo a llevar su chupete hacia la boca.
Terminé de preparar su desayuno, una papilla de cereal de arroz y mientras la papilla se enfriaba le di medio vaso de jugo de manzana, ella sostuvo el vaso con tapa, cada manito sosteniendo un ala lateral del vaso lila, y se lo llevó a la boca, encajando el pico entre sus labios rosáceos, mi pequeña preciosura, tan tierna. Conseguí comer algo mientras despacio ella se tomaba su jugo, luego le di la papilla, la limpié y fuimos a despertar a Bella.
Con Maddie en brazos subí hasta nuestra habitación, despacio entre y vi a Bella hecha un ovillo sobre el colchón, tenía los ojos cerrados, pero estaba despierta, una de sus manos sobaba el bajo vientre.
— ¡Mami! — Exclamó nuestra hija, alegre por verla. Bella abrió los ojos y le dio una sonrisa mientras se sentaba en la cama, una pequeña mueca de dolor se hizo presente en sus facciones cuando ella cambió de posición.
Me senté en la lateral de la cama y puse a Maddie sobre él colchón, ella se echó hacia los brazos de Bella, que la recibió gustosa, abrazándola y besándola.
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Lo más precioso
FanfictionNunca imaginé que encontraría el amor al ir en búsqueda de mi hija, pero así fue, y hoy, mi niña, su madre del corazón, del alma, la que ahora era mi esposa, y yo éramos finalmente una familia. Una familia que yo deseaba pronto poder agrandar. Ya te...