Capítulo 11-La vida es buena

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POV Edward

Hay ocasiones en la vida en que no nos damos cuenta del tiempo, cuando estamos tristes, que ni siquiera vemos pasar los días, cuando estamos felices, que todo se pasa tan deprisa que no podemos creer en las horas trascurridas, los días o los meses, y eso me estaba sucediendo. Un mes se había pasado, un mes desde el día en que Bella y yo supimos que nuestro bebé venía en camino, un mes de mucho amor, risas y de mi parte preocupación por las náuseas de mi esposa.

Después del almuerzo de domingo, donde contamos la novedad a la familia, todo empezó a transcurrir muy deprisa, el lunes volví al trabajo y Bella volvió el miércoles, todos los días al despertarse ella tenía una entrevista directa con el inodoro, se duchaba, tomaba su té con tostada y seguía su camino hacia su trabajo; pasé a despertarme antes que ella, así la podría ayudar con la rutina por la mañana, mientras ella estaba en el baño yo ya estaba vestido, con el desayuno listo y empezaba a preparar a Maddie. Habíamos decido, tras hablar con mi madre, que mientras Maddie no tenía el alta total de su post operatorio, ella no iría a la guardería, pues allí sería difícil para las cuidadoras manejaren sus travesuras, ya que tenían que estar atentas a varios niños a la vez, así que mamá se ofreció para cuidarla mientras se finalizaban sus días de recuperación, durante los siguientes diez días, o mejor 5 días, ya que Bella estaba un día y otro no en casa, desayunábamos, nos metíamos en nuestros respectivos coche, yo iba hacia la empresa y Bella dejaba a Maddie en casa de mis padres para luego seguir hacia el hospital.

Debo admitir que los primeros días de Bella en el hospital me mantuvieron preocupado, tenía miedo a que se mareara y sufriera algún accidente, pero como bien me había dicho ella, lo de marearse podría suceder en cualquier sitio, y se sucedía en el hospital allí estaría bien cuidada, pero gracias a Dios nada sucedió; lo que sí era muy notable era su cansancio cuando llegaba en casa tras una guardia de 12 horas, ella apenas lograba comer algo antes de caer dormida en nuestra cama, ella intentaba seguir despierta pero era algo imposible, y Maddie, niña de mami que era, estaba echando de menos las noches con su madre, pero en sus días libres Bella la recompensaba dándole atención total.

El primer día en que volví al trabajo tras la cirugía de Maddie, conté la novedad a Garrett, Amelia, que se había enterado de la feliz noticia en nuestro almuerzo del domingo, al cual acudió en compañía de Charle, había aguantado sus ganas de difundir la novedad por la empresa, así que tras contarla a Garrett le di carta blanca para que pudiera hablar con los demás, ella rápidamente se encargó del asunto, la primera en felicitarme fue Bree, mi secretaría, luego Kate y así por delante, antes de las 10 de la mañana todo nuestro equipo me había felicitado.

Al mediodía de aquel lunes, aproveché mi horario de almuerzo y fui visitar a una librería de un centro comercial cerca de la empresa, allí encontré lo que buscaba, un libro sobre las etapas del embarazo, le eché un vistazo y me pareció muy interesante, incluso había un capítulo sobre cómo preparar al hermano(a) mayor para la llegada del bebé, me lo compré y tras comer un sándwich volví a la empresa. Mi teléfono sonó así que entré en mi despacho, era Bella, habíamos acordado que ella me llamaría todos los días tras su almuerzo, necesitaba más que nunca saber cómo estaba.

— Hola, preciosa — la saludé —, ¿cómo van la mamá y el bebé?

— Muy bien, señor Cullen, ya comimos y todo sigue tranquilo en mi estómago, sólo extraño no poder huir para la guardería para estar con Maddie.

Tras su almuerzo Bella siempre disfrutaba de algún tiempo madre e hija con Maddie cuando le tocaba trabajar, en la guardería había una habitación exclusiva para las madres que deseaban pasar un rato con sus bebés en sus momentos libres.

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