Capítulo 7-Días intensos

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POV Bella

La fecha del cumpleaños de Edward llegó dos semanas después de mi resolución sobre mantener mi mente ocupada, y eso también me mantuvo ocupada, pues resolví prepararle una sorpresa, él haría treinta años y quería conmemorarlo de una manera especial, sería mi manera de agradecer por toda su paciencia y apoyo cuando mis miedos empezaron a salir a la luz.

Para mi suerte el día de su 30º cumpleaños cayó en mi día libre del hospital, por la mañana me desperté temprano y me escapé con sutileza de sus brazos que apretaban mi cuerpo junto al suyo, Maddie seguía dormida y yo aproveché para preparar el desayuno especial de Edward, jugo de naranja, café con leche y chocolate caliente para mí. Maddie se despertó cuando yo preparaba la masa de los waffles, apagué el monitor de la niñera electrónica y fui por mi hija.

— Hola, muñequita — ella estaba sentada en su cama, refregando sus ojitos con ambas manitos, la cama tenía una barandilla protectora móvil, la bajé y me senté junto a ella.

Desde el incidente en que ella había dejado la cuna sola, habíamos empezado a acostumbrarla a utilizar la cama de poquito, primero en sus siestas durante el día y luego durante la noche, ella se acostumbró rápidamente y nosotros estábamos más tranquilos ya que la barandilla tan sólo protegía su cuerpo mientras ella dormía, dejado libre algunos centímetros al final del colchón, así ella podría salir sin el riesgo de resbalarse de una gran altura, como era el caso de la cuna, por seguridad también antes de mudarnos a la casa habíamos instalado una barandilla al comienzo y otra al final de la escalera, así ella no lograría bajarse y tampoco subirse sola.

— Mami... — suspiró mi bebita, gateando para sentarse sobre mi regazo y acurrucarse contra mi pecho, la envolví en mis brazos e inspiré su delicioso aroma a bebé. Estuve unos minutitos acariciando su espalda, su pelo que parecía una maraña muy semejante a la de su padre cuando se despertaba, la diferencia era que el de él era corto y el de ella largo, su pelo ya llegaba por debajo de sus hombros.

Cambié el pañal de Maddie y luego bajamos a la cocina, le serví su desayuno y la observé comer mientras preparaba los waffles, de poquito a poco la enseñábamos a comer sola, y por ahora sólo le dábamos alimentos sólidos que ella podía pinchar con su tenedor especial para niños, el cubierto era de plástico y tenía sus dientes redondos, ella clavaba los trocitos de pera que le había puesto en un cuenco y ya los llevaba a la boca con seguridad; cuando ella cumplió un año y seis meses empezamos a incentivarla a que comiera por sí sola, al inicio hubo mucha suciedad, ella se ensuciaba de la cabeza a los pies, así como la trona y quien estuviera cerca, o sea, Edward o yo, pero poquito a poco su coordinación motora fue se desarrollando y ella a sus dos años y tres meses ya era capaz de comer los alimentos sólidos sola.

Dejé el desayuno listo en una bandeja sobre la encimera y tomé a Maddie en brazos cuando ella terminó de tomar su vaso de jugo de naranja, tras terminar de comer su porción de fruta.

— Vamos a despertar a papá, muñequita — le dije y ella me regaló una gran sonrisa, mostrándome la hilera de pequeños dientes blancos de su boca.

— Síp... — dijo feliz, palmeando las manitas.

— Tienes que decirle, feliz cumple, papi, ¿vale, mi niña?

Ella asintió, a ver si lo había comprendido.

Con ella sobre mi cadera subí las escaleras hacia el primer piso, entré despacio en nuestra habitación, Edward seguía dormido, se había movido y abrazaba a mi almohada, me aproximé a la cama y me senté poniendo a Maddie sobre mi regazo.

— Despierta a papá, Maddie — le susurré al oído, ella literalmente brincó de mi regazo hasta caer sobre Edward.

— ¡Papi! Depieta... Papi, papi...

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