Démian © [#1]

7: El abrigo

Capítulo 7: El abrigo

☽ ⋆ ☾

Agness.

Siento suaves caricias en mi cabello, un dolor punzante se expande por mi columna vertebral haciéndome quejar y abrir los ojos.

La intensa luz blanca me molesta la vista y un pitido de un aparato suena a mi lado, escucho voces y luego una puerta se abre, una joven enfermera se acerca a mí corriendo y tomando mis brazos.

No entiendo nada.

¿Qué no había muerto?

Tal vez estoy en trance y mi alma aún no acepta mi muerte.

Hago memoria de mi último momento en este mundo y rio bobamente al recordar los hermosos ojos de Démian.

Alguien me toma de las mejillas y me hace fijar mi vista en sus ojos, arrugo el entrecejo al identificar el rostro de Grace.

Sus labios se mueven, como si estuviera diciendo algo, pero no la escucho, no logro oír nada.

El dolor en mi columna regresa haciéndome retorcer, mis extremidades hormiguean haciéndome consiente de que aún puedo mover mi cuerpo.

Pero es doloroso.

—Sujétala— escucho una voz a mi lado izquierdo y luego siento un pinchazo en mi brazo que hace que mis músculos se relajen.

Bajo la vista a mis manos y es cuando noto la cantidad de cables que salen de ellas conectándome a máquinas y sueros.

—Agness— la voz de Grace sale en una súplica.

La enfermera toma mis mejillas entre sus manos e inspecciona mis ojos con una linterna.

—Está recuperando sus reflejos— la oigo decir, a su lado Grace suspira aliviada.

¿Quiere decir que estoy reviviendo?

¿Entonces jamás morí?

Me quejo nuevamente cuando la enfermera mueve mi cabeza de lado a lado, haciendo que mi cuello duela en una punzada que me electriza todo el cuerpo.

Con mis manos trato de alejarla y ella sonríe al verme mover.

—En unos segundos reaccionará— avisa —. Iré a monitorear al otro paciente, regreso en unos minutos.

La enfermera se va y mi vista cae en Grace, quien me mira con una sutil sonrisa a pesar que sus ojos están cristalinos.

—Me alegra tanto que estés bien— me abraza de lado y deja sonoros besos en mi cabeza—. Lamento todo Agness, debí irme contigo y cuidarte— ahora solloza.

Quiero hablar, quiero preguntar varias cosas, pero de mi garganta no salen los sonidos que mis labios pronuncian.

Grace se percata de eso y limpia sus lágrimas incorporándose para hablar.

—Tus cuerdas vocales están muy lastimadas, los doctores inyectaron sueros para que recuperes de a poco la voz, dijeron que tardará unas horas en hacer efecto—explica.

Asiento y luego de un rato de silencio donde solo nos miramos, mi mentón tiembla y las lágrimas cubren mi vista deslizándose por mis mejillas, los recuerdos de lo que pasó y como sentí que era el final de todo regresan a mí formando un nudo en mi garganta y presionando con fuerza mi pecho.

Los brazos de Grace son rápidos abrazándome contra su cuerpo, brindándome calidez mientras deja que llore sobre su hombro.

—Ya todo pasó, vas a estar bien— susurra mientras acaricia mi cabello.