Démian © [#1]

5: Las máscaras

Capítulo 5: Las máscaras

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Agness.

Una punzada en mi cabeza hace que despierte del horrible sueño que estaba teniendo.

Soñé que un grupo de extraños tipos vestidos de negro nos secuestraban a mi y a Andrew a las afueras de una fiesta a la que Dynah Gealach me había invitado.

Ya sé, un sueño bastante extraño.

Sin embargo, al despertar no puedo ver nada por causa de la increíble oscuridad que se apodera de mi habitación, eso me hace pensar que hay algo que no encaja...

Mi cama no se siente igual de suave, es más ¿Estoy sentada? ¿O porqué siento mis pernas adormecidas y mi espalda contraída?

Trato de ponerme de pie, pero es imposible, mis piernas no responden y mis manos parecen estar sujetas detrás de mi cuerpo; comienzo a entrar en pánico y trato de gritar, pero mi sonido nunca sale ya que mi boca está tapada con cinta o algo así.

¿Qué está pasando? ¿En dónde estoy? ¿A caso lo que pasó en mi sueño si fue real?

Entro en pánico del solo pensar que destino me espera.

¿Por qué me tienen encerrada aquí? ¿Qué hicieron con Andrew? ¿Ese golpe en su cabeza lo dejó inconsciente o acaso él...?

Las punzadas en mi cabeza se hacen más fuertes a medida que mi pánico incrementa.

Quiero llorar, deseo que si esto es una pesadilla, entonces termine pronto.

Las lágrimas se resbalan por mis mejillas, tengo mucho miedo.

Cierros los ojos rápidamente cuando escucho pasos acercarse, luego una puerta que chirrea como si estuviera oxidada y en pocos segundos siento la presencia de alguien más en la habitación dónde estoy.

—Sé que estás despierta, no soy tonto— dice una voz robótica que me causa escalofríos.

Al principio bacilo un poco, pero luego abro mis ojos lentamente tomándome mi tiempo para acostumbrarme a la fuerte luz blanca proveniente de la puerta.

Es entonces cuando puedo inspeccionar bien donde estoy, parece ser un sótano debido a la ausencia de ventanas, las paredes de concreto están llenas de humedad y el suelo del mismo material tiene manchas extrañas. También rectifico lo que suponía, estoy sentada en una silla de madera.

Cuando llevo mi vista a la puerta, siento como un escalofrío atraviesa todo mi cuerpo.

Dos siluetas vestidas con túnicas negras se paran a cada lado de la entrada, sosteniendo en sus manos unos mazos de metal con púas en la punta. En el centro, la alta silueta de un hombre me petrifica, pues aunque no le vea muy bien, sé que me está mirando fijamente.

Los tipos de los mazos llevan unas máscaras metálicas con cables sobresaliendo de su cabeza, conectando con algo que parece que llevan en su espalda; también en dónde se supone van los ojos tienen una especie de bombillas rojas que brillan intensamente.

Logro ver mejor al tipo del centro, cuando se adentra por completo a la habitación y se acerca a pasos cautelosos hacia mí. Lleva una gabardina de cuero y capucha con taches de metal; toda su vestimenta es de color negro, incluso la máscara que lleva puesta, que a diferencia de las otras, esta parece ser de un material más fino y brillante.

Tiemblo al sentir su mano cubierta de un guante negro de cuero, posarse sobre mi mejilla y limpiar las lágrimas que estuve dejando salir hace un momento.