Yuzu se quedó mirando a Junko mientras ésta se reía a carcajadas. Cuando comenzaba a detenerse, se secó una lágrima de tanto reír y extendió sus brazos, abriéndolos de par en par. Acto seguido, exclamó:
- Entonces... Que comience la desesperación, mi querida Yuzu.
Juntó sus palmas con muchas fuerzas, creando un estruendoso aplauso que hizo eco en todo el salón. Alrededor de ella comenzó a surgir una niebla negra que invadió el lugar. Con los ojos depositados en Yuzu, Junko fue perdiéndose entre la niebla mientras sonreía de oreja a oreja.
Yuzu no podía ver nada. Sin embargo, no pasaron muchos segundos antes de que la niebla se disipe. El salón volvió a estar vacío. Solo estaba el ostentoso trono, Yuzu y Kyoko, quien le exclamó con rostro un poco triste:
- La reina vampira me encargó la tarea de guiarte por los distintos salones.
- ¿Qué tengo que hacer en cada salón? – preguntó Yuzu desorientada.
- Agh, no puedo decírtelo. Ojalá pudiera, pero no. Tenés que descubrirlo por tu cuenta. Pero, Yuzuchi, pase lo que pase... No pierdas la cordura, por favor.
- Es difícil hacerme perder la cordura – respondió Yuzu confiada -. Necesito respuestas. No es nada agradable que la secuestren a una sin ninguna explicación. Voy a terminar este estúpido juego así recibo las explicaciones que merezco.
- Me parece bien, Yuzuchi – respondió Kyoko con una sonrisa -. Ahora, seguime. Vamos al primer salón – remató tomándole la mano.
Kyoko guio por varios pasillos a Yuzu hasta que ambas quedaron en frente de dos enormes puertas. Una era negra como la noche y la otra roja como el rubí. En ambas había estampadas con lo que parecían ser piedras preciosas una pica, un rombo, un trébol y un corazón; los cuatro palos en un mazo de cartas de póker.
- Esta vampira parece ostentosa – bromeó Yuzu mirando hacia arriba con la boca abierta.
- Yuzu... - suspiró Kyoko -. Por favor, tené cuidado con ella.
- Puedo con lo que sea, no te preocupes – sonrió.
- Ella es la Vampira de la codicia. Tiene muchísimo dinero que fue ganando a lo largo de su vida de vampira. Y como somos inmortales, bueno... Podrás pensar cuánto dinero tiene.
- ¿Vampira de la codicia? ¿Y cómo puede ser que tenga tanto dinero? ¿Cómo lo obtuvo?
Kyoko apoyó sus manos en las puertas. Antes de empujar, miró sobre su hombro a Yuzu y le respondió:
- Obtuvo su dinero... apostando.
Acto seguido, comenzó a abrir las pesadas puertas para dejar ver el primer salón: el salón de la vampira de la codicia.
La nariz de Yuzu fue rápidamente invadida por un fresco y dulce aroma a cereza que parecía tener feromonas para hacer sentir enamorado a cualquiera que lo aspire. A lo largo del espacioso salón, había muchas, muchísimas mesas de póker, Black Jack, ruleta, entre otros juegos de casino. Eso no sería nada inusual, si no hubiera sido por el hecho de que en todas había hermosas mujeres completamente desnudas apostando. Ellas colocaban sus fichas en los tableros. Se sonreían entre sí cada vez que subían sus apuestas.
Entre ruidos de sensuales risas, fichas chocando entre si y cartas siendo mezcladas, Yuzu comenzó a caminar. Ella no podía dejar de mirar hacia todos lados, intrigada de lo que estaba observando. Ninguna de ellas parecía tener vergüenza de estar desnuda en frente de las demás. Al contrario, parecía que... lo disfrutaban.
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Las siete vampiras del pecado (Yuri +18)
VampireYuzu Aihara se encuentra atrapada en una mansión llena de vampiras, la cual está liderada por las Siete vampiras del pecado, representando cada una un pecado capital. Para descubrir quien y por qué la secuestró, deberá encontrarse y acostarse con ca...