Cap. 10 - Las Vampiras Aihara

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Mei: ¿Quién sos vos? ¿Por qué me trajeron a este salón? – preguntó desorientada mientras observaba hacia todos lados del lugar.

Yuzu la miró con una tierna sonrisa y le dio la espada para dirigirse hacia un borde de la cama. Corrió un poco las sábanas y se sentó muy calmadamente.

Yuzu: Hola, Mei – le dijo sin mirarla -. Creeme que sé por lo que estás pasando. No te acordas de nada y somos todas mujeres extrañas para vos, ¿verdad?

Mei: Sí, lo son. ¿Qué hago acá? ¿Qué querés de mí?

Yuzu: Podemos hacer dos cosas. O te cuento una larga y extensa historia de por qué no te acordas de nada o... - hizo una pausa.

Mei: ¿O qué?

Yuzu: O podés confiar en mí y sentarte acá al lado mío – le sonrió mientras la miraba.

Yuzu hizo unas pequeñas palmadas en el borde de la cama, invitando a Mei a sentarse junto a ella. Sin embargo, ésta parecía reacia y enojada:

Mei: ¿Por qué debería confiar en vos?

Yuzu: Porque no quiero lastimarte. ¿Por qué lo haría? Mirame a los ojos... ¿Tengo mirada de que quiero hacerte daño?

Mei dirigió fijamente la mirada hacia los ojos de Yuzu. Las dos chicas se miraron por unos segundos que parecieron extensas horas. No sabía por qué, pero Mei se sintió segura. Parecía que ésta vampira no quería dañarla o lastimarla, por lo que decidió acercarse.

Todavía un poco reacia y confundida, Mei se sentó al lado de la blanca cama. Yuzu le devolvió una dulce sonrisa.

Yuzu: Me alegro que confíes en mí. Prometo no lastimarte. Yo te conozco muy bien, ¿sabes? Mucho más de lo que vos te imaginas.

Mei: ¿Cómo podés conocerme tanto si yo no te reconozco a vos?

Yuzu: Como te dije, confía en mi... Te conozco Mei... Y mucho más de lo que crees.

Yuzu le agarró lentamente la mano a Mei, quien la sacó rápidamente asustada. Sin embargo, luego de mirar a la vampira rubia a los ojos, Mei se volvió a sentir segura y dejó la mano en su lugar para que sea agarrada.

Yuzu: Mei, sé mucho sobre vos. Sé que libros te gusta leer... - comenzó a mover su mano lentamente por el brazo de la otra chica, subiendo lentamente y sintiendo su suave piel -. Sé que música te gusta escuchar... Sé qué comida te gusta comer...

Yuzu se acercó para quedar mucho más pegada. De un momento a otro, uno de sus senos se rozaba con el brazo de Mei por encima de su vestido, cosa que hizo sonrojar rápidamente a ambas.

Yuzu: Y principalmente, Mei... - se le acercó a un oído y le susurró de forma muy seductora – Sé cómo te gusta hacerlo.

Acto seguido, Yuzu pasó su lengua por la oreja de Mei, quien dejó escapar un intenso gemido que resonó con eco por todo el salón. Ese era su punto débil. De repente comenzó a sentir un gran calor por todo el cuerpo. ¿Acaso se estaba dejando llevar por esa mujer desconocida?

Yuzu: Sé en qué posición te gusta, sé qué te gusta que te diga, sé qué te gusta que te haga... Soy la única persona de este castillo que sabe cómo hacerte gozar, Mei.

Yuzu seguía hablando muy cerca de su oreja, haciendo que Mei apriete sus labios para no dejar escapar otro fuerte gemido. Mei se llevó ambas manos a su boca para tratar de contenerse mientras se sonrojaba cada vez más.

Yuzu: ¿Sabes por qué sé todo eso de vos, Mei? Porque te amo... Te amo con todo mi corazón... Sos la persona más importante que tengo en mi vida y daría todo por vos. Todo, mi amor.

Las siete vampiras del pecado (Yuri +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora