18. Mauvais garçons

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18avo Capítulo: Mauvais Garçons


Para cuando llegamos al club, no sabía si estar asustada, si debía hacerme la ruda o si el desinterés de la gente era un permiso para hacer lo que se me viniera en gana.

Supongo que una combinación de todo era lo que más se acercaba a la realidad.

Un cartel luminiscente con el nombre del club fue lo primero que ví, gigante y de color verde menta.

Lo segundo, fue la entrada.

Dos jaulas, una a cada lado de la puerta que permanecía abierta, ambas con una serpiente reptando en ella. Ojos rojos y la piel escamosa amarilla y blanco, se enredaban en si mismas y en su propio entorno.

Pitones, reconocí.

La música sonaba fuerte aún a la distancia y en el aire había un fuerte olor a cigarrillo y gasolina que me causaba náuseas, pero me esforcé por ignorarlo.

Lo tercero, fueron las motos y los autos.

Filas de vehículos de distintos tamaños y estilos, que por cierto, se veían geniales, sugerían que este lugar era como Celeste había previsto. No apto para cobardes.

Eso también lo sugerían el tipo de personas que se adentraba a ese sitio.

Habían personas en todas partes y podía decir solo por su porte, que no me entusiasmaba meterme con ninguna de ellas.

Comparados con estos chicos malos, de pronto sentí que Celeste, Violette y yo, quizás parecíamos las chicas superpoderosas, sin la parte de patear traseros, al menos no aún, pero la noche es joven.

Sólo esperaba que al menos nos viéramos más seguras de lo que me sentía. Definitivamente, de no ser por Ridley, es probable que nunca hubiese venido a un lugar como este. Demasiadas oportunidades para equivocarse.

Lo más interesante es que no eran las serpientes en la entrada, ni la música fuerte, ni los atuendos audaces, ni nada de eso. Era el aura, las posturas de la gente y sus expresiones sobradas, pero astutas, algunos con expresiones perdidas, probablemente en las drogas. Trate de figurar quienes podían ser los más peligrosos, pero era imposible. Era en realidad el conjunto de todo aquello, lo que gritaba descaro, insolencia, impertinencia y audacia, al mismo tiempo que era fresco, riesgoso e interesante.

Un aura intensa. Peligrosa y asombrosa.

- Nunca había estado en esta parte de Crimson - Comenta Violette llegando a mi lado mientras contempla el lugar - Es bastante genial.

Me alegró saber que estábamos de acuerdo. Celeste llegó junto a mi por el otro lado y de pronto sentí el vacío en nuestro grupo.

- E intimidante - Agregó Celeste.

Me reí.

- Adriana vendrá ¿no? - Pregunté mirando a Celeste.

- Sí, estuvo durmiendo todo el día, pero dijo que venía en camino.

Murmuro un excelente y un silencio cae entre nosotras. Solo que, claro, no es un silencio en absoluto, porque apenas entramos, el sónido retumbó en mis oídos como si los instrumentos estuviesen junto a mi oído. Allí dentro, además del olor a cigarrillo, se volvió intenso el olor a sudor.

Un hacinamiento de personas bailaban al ritmo de la música, el bajo golpeando fuerte en compañía de una melodía hipnótica. Me alegró saber que Celeste tenía razón acerca de la ropa, pues nos mezclamos perfectamente. O al menos eso creí.

Viper ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora