El vocho mejor que el ajedrez

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Al fin, era fin de semana, y Sophie no iría con sus padres, a veces prefería estar descansando en su departamento, sin molestos sonidos, leyendo un buen libro, o viendo una buena película, pero todo indicaba que no sería así.

Su puerta se abre de repente.

-¡qué diablos!- salta de su cama cayendo al suelo- ¡Emily, ¿qué te pasa?!

-¡necesito tu ayuda! Me invitó un chico a salir con sus amigos a un bar- dijo la morena acostándose en mi cama, sin ayudarme a levantarme.

"gracias, que amable por ayudar"- pensé sarcásticamente- "maldito sea el día que le di copia de mi llave"

-¿y?, ¿acaso soy tu cupido?- empecé a levantar mi libro.

-Es de ajedrez, lo conocí el otro día, no se nada del juego, y no se qué ponerme, ¡ayúdame!- suplicó abrazándome, solté un suspiro cansado.

-¿quieres que te enseñe ajedrez?- pregunté sorprendida, podía hacerlo, con más tiempo-

-No, quiero que me acompañes y elijas mi outfit- especificó

-¿y yo qué gano?- lo sé, soy una mala amiga por cobrársela, pero tenía la esperanza de que algún día me dejara de pedir favores tan estúpidos.

-Pagaré tus bebidas- propuso

-No tomo alcohol- contraataqué-

-Aburrida...bueno, te invito al cine-

-Ya me vi todas- me acosté mirando mi libro, aun no terminaba orgullo y prejuicio.

-Te compro el libro que tanto deseas sentido y sensatez- bajé el libro de mi rostro y la miré, era el otro libro que deseaba-

-Que sea ese y Emma- extendí mi mano, ella dudo pero resignada tomó mi mano.

Y fue así como le dije qué ponerse, un bonito vestido recto color azul marino, yo en cambio me puse un pantalón tuvo, arriba del tobillo, a cuadros negros y blancos, acentuaba mi cintura y caderas, un suéter negro con cuello blanco, parecía que tenía una camiseta blanca abajo. Y un poco de color en mis pies, tacones cortos 8cm, rojos, sencillos pero lindos y mi cabello suelto con sus naturales ondas. Solo maquillé un poco mis pestañas, mejillas y un rosa natural en los labios.

-¿Por qué no me hablaste de él?- pregunté ya estando de camino a un bar en el centro.

-No sabía si me invitaría a salir pronto.- respondió con simpleza elevando los hombros.

-Claro, realmente estas esperando que formalice- deduje mirándola con picardía-

-Parece ser un buen chico, si soy sincera y no le molesta al parecer que sea negra- se veía feliz, vivíamos en un mundo racista, donde apenas se le había permitido a los hombres y mujeres de color poder estudiar.

-Eso es muy bueno, ya me cae bien.- entramos al bar, no se veía lleno, al contrario, parecía ser acogedor, "ideal para jugadores de ajedrez" me dije.

Justo de lo que he estado huyendo es lo que insiste aparecer en cada área de mi vida.

Nos acercamos en una mesa donde había 4 hombres y un tablero de ajedrez en medio.

-Dicen que es la mejor- habló uno de ellos- pero no tanto como tú.

-Debo aceptar que fue difícil- contestó otro chico, cabello rubio y ondulado, su voz me recordaba de algún lugar.

-oh, ¡llegarón!- un chico, parecía ser el pretendiente de Emily, se levanta de su lugar y se acerca.- me alegro que vinieran, un gusto soy Arthur Levertov..

El arte del ajedrez (Benny Watts)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora