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Noche buena había llegado al fin.
Habían esperado ese día con ansias pues habría una gran y deliciosa cena, abrazos, regalos y fiesta.Todos en la base estaban sumamente emocionados y contentos de poder pasar esas fechas tan hermosas en compañía de todos ellos. ¿Cómo no lo habían hecho antes?
Todo el tiempo que pasaron juntos antes de ese día había sido sin duda alguna el mejor y más valioso. Valoraron los momentos en grupo, en pareja, individuales. Valoraron cada risa, cada tontería, cada grito, enojo y hasta llanto, aprendieron muchas cosas estando juntos.Tony entró jalando un carrito con unos cuantos regalos, llamando la atención de los chicos que estaban en la sala de la base. La mayoría de los regalos que Tony había acercado eran para Pepper, unos que otros para todos los demás y como no se había resistido, compró uno para su futuro bebé.
—¿Cuál es mio? —preguntó Pietro a modo de broma.
El filántropo abrió la boca y estuvo cerca de decirle cuál era, sin embargo Pepper entró cargando unas cajas, cosa que llamó la atención de Tony.
—¡¿Pero qué haces?! —preguntó escandalizado.
—Acercando los obsequios al árbol —respondió ella como si nada.
—No puedes cargar cosas pesadas —le arrebató cuidadosamente las cajas.
Pepper rodó los ojos. Desde que le había dicho que estaba embarazada se había empeñado tanto en cuidarla que llegaba al punto de no dejarla hacer nada.
—Estoy embarazada, no inválida —alegó ella.
—Si, si, si, como sea, siéntate y no hagas esfuerzos —la tomó de los hombros y la condujo hasta el sofá.
—Tony déjame, debo ir a ayudar a las chicas con la cena.
—Steve ayudará.
—Todos lo haremos, asi que termina lo que estes haciendo y ven a la cocina —ordenó Pepper soltándose de él.
Más tarde en la cocina estaban la mayoría ayudando, por suerte era un sitio espacioso o de lo contrario no podrían ni moverse.
Aquellos que sabían contaban con las mejores habilidades culinarias estaban manos a la obra y aquellos que no, bueno ellos fingían ayudar, pasando utensilios e ingredientes.Wanda dejó el trapo que traía en las manos sobre uno de los hombros de James y besó su mejilla para luego salir de la cocina.
El soldado se preguntó a dónde había corrido su chica, pero abandonó esos pensamientos cuando Sam le pidió ayuda con algo. Minutos después la mejorada volvió corriendo y traía algo entre sus manos, se paró en la entrada de la cocina y tomó una fotografía de todos llamando su atención.—¿Salí bien? —preguntó María con una cuchara en la mano.
—Tú siempre estás perfecta —respondió Sam besando su mejilla.