Placeres Siniestros
Greta nunca fue una víctima. Su padre jamás dejó la mafia, pero eso nunca definió su destino. Ella se labró el suyo propio, en la penumbra de un laboratorio clandestino, donde la ciencia y el crimen se entrelazaban con la precisión de un escalpelo. Con manos de seda y veneno en los labios, se convirtió en algo más p...