Victoria había tenido una noche de pasión con un desconocido, una noche donde los nombres no importaron, donde el deseo fue el protagonista y que meses después le daría a Victoria la mejor de las sorpresas. Ella se había dedicado al mundo de la moda, luego de su fugaz éxito como modelo, decidió incursionar como diseñadora y para sorpresa de muchos era muy talentosa, poco a poco se fue haciendo de un nombre dentro de esta industria, era respetada y a la vez temida, ella era la reina en aquel pequeño mundo y no tenía rival alguno, a pesar de tener todo aparentemente bajo control, había algo que no podía sostener en sus manos y eso era su hija adolescente Fernanda, que era desafiante y bastante obstinada. Dionisio era un hombre sombrío, de carácter fuerte, acostumbrado a hacer su voluntad, para él no existían limites, nunca se había casado, había tenido una niña con una de sus múltiples amantes, una niña que solía acompañarlo a algunos eventos y con el que tenía una relación bastante cercana, el haría lo que fuera por protegerla; era un hombre pasional y acostumbrado a tener la mujer que siempre había deseado a sus pies. Empresario y ganadero, dueño de una gran fortuna, Dionisio podía poner el mundo entero a sus pies. 15 años después la vida se encargaría de unirlos de una manera bastante curiosa y les enseñaría a los dos a amar.