Will y Jem se conocieron en el primer día de clase de su último curso de instituto. Ese mismo día, Will le pidió a Jem ayuda. Tenían que fingir tener una relación y Jem lo hizo para ayudar a Will. Sólo había una regla para que su juego no acabara mal: no podían enamorarse del otro. Pronto los dos acabaron saltándose esa regla. La incertidumbre y la angustia de no saber si ambos sentían o no lo mismo se apoderó de ellos, sumado al miedo a ser rechazados por un mundo intolerante y con secretos e historias sobre su pasado que no habían contado antes en medio de todo esto, Jem y Will se verán envueltos en una historia cuyas consecuencias podrían ser buenas o terribles.