Lucrecia era inmensamente feliz junto a Santiago. Creía que, con él, su vida sería como un cuento de hadas, pero en el día de su postura de argollas, todo cambió al ella descubrirlo besándose con su hermana, Rosita.
Lucrecia destruida, huye de la celebración frente a todos, y cegada, llega a una solitaria plaza para ocultarse de todos y sacar su tristeza, sin embargo ve a un sujeto, que está de espaldas contemplando el paisaje, pero para ella le es indiferente y pasa junto a él.
Ida en la vista de la lejana ciudad, Lucrecia comienza a llorar al recordar la traición del que era su novio y su hermana mayor y rompe en lágrimas, sin darse cuenta que aquel sujeto la está observando con detenimiento y luego le extiende un pañuelo.
Ella escucha su suave voz, y al voltearse, queda sin aliento al ver que aquel sujeto se trata del carismático y sencillo Joey Tempest.
Ella triste y a la vez agradecida por su gesto, comienzan a platicar y nace en ambos una bonita amistad, en donde Joey solo quiere que Lucrecia esté bien y feliz. Daría lo que fuera por ella y Lucrecia aún desecha por la infidelidad de su novio, con su hermana, quiere huir y decide irse con él a su casa, que queda en Londres, sin importarle los reproches de sus padres.
Ahí ambos vivirán cosas maravillosas, y agrias a la vez. Pero ¿Ambos podrán ser realmente felices viviendo juntos?
¿Podrá Lucrecia olvidar a Santiago y abrirse a Joey, quien está perdidamente enamorado de ella?
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