No importaba cuanto quisiera reprimir estos deseos, mi cuerpo no respondía a lo que mi mente le ordenaba. Estaba tan hipnotizada por sus sensuales labios y mirada profunda, que me deje llevar. Sabía que no era el hombre a quien yo amaba, pero su simple presencia me estremecía. Hacia ya algunos meses que Himchan y yo manteníamos una relación sexual. Ninguno de los dos sentía más que una enorme atracción física por el otro, de ahí en fuera no había nada más, bueno quizás si había otra cosa que nos unía y era que ambos estábamos enamorados de la pareja de nuestros mejores amigos. Ambos nos consolábamos y sufríamos juntos el habernos enamorado de quien no debíamos.
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