¿Habéis oído hablar de que los polos opuestos se atraen? A Killian esas chorradas no le iban. Realmente nada le iba. Hacía lo que quería, cuando quería y dónde quería. Era como un coche a doscientos sin frenos, siempre viviendo al límite. Zoe siempre vivía pausando la vida. Con miedo a acelerar y estamparse, su vida estaba hecha de semáforos en rojo porque el color verde indicaba continúa y la frase "sigue adelante" se le atascaba en la garganta. ¿Podrán dos personas que ven la vida de formas distintas creer que el amor no entiende de diversidades?