Una vida normal, como Capitán y futuro padre, eso es lo que pensé que tenía hasta que ese hombre se pone a jugar con mi cabeza. Un operativo fallido me deja completamente en sus manos y no tengo más opción que obedecer sus órdenes. A tu superior lo obedeces, y él cruza la línea en varias ocasiones. Intento evitarlo, pero Raphael sigue acercándose, queriendo más, exigiendo más de lo que puedo dar. Asusta, pero es placentero estar en sus brazos aunque las llamas del infierno me abracen, es una completa estupidez caer en sus redes. Sé que Raphael no es bueno, que tiene malas intenciones, pero la atracción es irresistible. Y quiero quemarme.