Capítulo 10

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Maddox

Jadeo y abro los ojos, Raphael me besa el cuello y sigue deslizando su erección en mi interior, gimoteo por el dolor, el hijo de puta ni siquiera se pone a pensar para hacerle estas cosas a una persona dormida.

—Maldito, dijiste que me darías un descanso —me quejo, Raphael acaricia mi erección con jalones fuertes.

—Mmm… si, anoche, pero ya amaneció y pareces desesperado, me aprietas tan bien.

—Jodido loco —me quejo con un gemido cuando toca el lugar correcto, sigue moviendo su cadera contra mí y me muerde el hombro.

—Si, hagámoslo en la cama esta vez.

—Ah —gimo, su pene vuelve a entrar y salir, su mano acaricia mi erección desesperada por liberarse.

—¿Te gusta?

—Si —gruño apretándole el costado e instándolo a que siga moviéndose, desliza la lengua por mi oreja.

—¿No querías un descanso?

—Olvida el maldito descanso y sigue follándome.

—Me encanta tu energía —me aferro a la sábana, no es suficiente.

—Raphael. ¿Qué haces? Más rápido.

—¿No te arrepentirás más tarde? —pregunta saliendo de mi interior, por lo que me siento desilusionado al instante, Raphael me gira y se mete entre mis piernas, sus ojos se ven salvajes, humedezco mis labios.

—No.

Se desliza nuevamente en mi interior haciendo que vea estrellas, me aferro a las sábanas, sale y vuelve a meterse con una lentitud insoportable.

—¿Mejor?

—Si, muévete —pido mordiendo mi labio, baja y me besa, un beso rudo y demandante.

—Deja de provocarme hijo de puta —gruñe contra mis labios.

El movimiento se hace más violento, le rodeo la cintura con las piernas y aguanto cada una de las arremetidas hasta que se corre en mi interior con un gruñido, mancho mi abdomen y jadeo.

Esta vez deja un lento beso en mi boca y se echa a un lado con el brazo sobre los ojos, está jadeando, sudado, completamente desnudo, trago sintiendo la libido crecer otra vez.

Mierda, este tipo me enfermó.

Me levanto de la cama, agarro ropa limpia de su armario y me dirijo al baño, ya follamos, no creo que se enoje por ponerme su ropa, igual, si se enoja puede joderse.

Dejo la ropa a un lado y me meto bajo la ducha, el agua me espabila un poco, hoy tengo que ir a casa, atender los asuntos que ameritan de mi presencia.

La ropa de Raphael me queda bien, me mira cuando salgo del baño, recojo mi ropa doblada en la silla y voy a la puerta, no me quita los ojos de encima así que tengo que mirarlo.

—¿Qué? Si es tu ropa favorita puedo entregártela después —sólo su cintura está cubierta por la sábana, se sienta y levanta una ceja.

Creído.

—Me importa una mierda la ropa, ven aquí —obedezco caminando hacia la cama otra vez.

Raphael me agarra por el frente de la camisa y me jala para que quede a su altura, nuestras bocas se unen en un brusco beso.

—¿Y ese beso?

—Quiero verte ir hacia la puerta de nuevo, así puedo mirarte el culo otra vez —pongo los ojos en blanco antes de irme de su habitación, voy a la mía para dejar la ropa y coger las llaves del auto.

( I ) Malas intenciones (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora