Maddox
Muevo el cuello de un lado a otro, estoy tenso, saber que voy a ver a Yara me pone de los nervios, tengo la cabeza tan llena de telarañas que ni siquiera sé que debería hacer.
Sé que mi deber es quedarme a su lado, soy su esposo, llevamos dos años casados y ahora una niña en camino.
Me froto la sien, en realidad ni siquiera puedo estar frente a ella. ¿Vale la pena seguir casado? La pregunta real es ¿Todavía la amo, alguna vez la amé?
No estoy seguro.
La respuesta me toma de sorpresa, estoy confundido y soy el culpable de esto, no puedo romantizar a Raphael, eso es una idea realmente mala, ese hombre acabará conmigo poco a poco.
Me arrastrará con él a lo más profundo del abismo.
Lo sé, no puede querer a nadie, todo es a su conveniencia y estoy seguro de que quiere algo de mí.
Pero soy tan estúpido que no puedo alejarme.Miro el reloj en mi muñeca, al menos no es tan malo, recordó mi cumpleaños, me llevó a un lugar agradable y recibí un regalo que no quería, muerdo mi labio, si, mala idea, ni siquiera pensar en el hijo de puta es bueno.
Si me enamoro de él puedo darme por muerto, Raphael no quiere ni a su familia, mucho menos a mí.
El taxi se detiene, no traje un cambio de ropa, no me quedaré más de tres horas, eso dependiendo del estado de ánimo de mi esposa, toco el timbre, es Zoe quien me abre la puerta, se sorprende bastante al verme, Emilia ni siquiera avisó de mi llegada.
—Hola —ella asiente dejando que entre, me señala que haga silencio y lleva directamente a la terraza.
Yara está con una bata blanca, perfectamente peinada y tejiendo unas medias para la bebé, parece normal, la panza está un poco más crecida, quiero tocarla, antes de que dejara de reconocerme la frotaba con regularidad.
La madre de Yara llega de pronto y me fulmina con la mirada, Dios, nunca he odiado tanto a una mujer, es tan parecida a su hija que asusta.
Uff, incluso Naomi es una Santa a su lado.
Emilia me jala de la ropa hasta la sala de estar, se lo permito por el momento, no haré un escándalo, Yara está demasiado cerca.
—Te dije que no vinieras —pongo los ojos en blanco.
—Y yo dije que vendría.
—¿Qué quieres, alterarla? Mi hija está bien y no voy a dejar que arruines su estado mental otra vez.
—Estoy casado con ella, no puedes evitar que la vea.
—Aquí tienes, hablé con mi abogado y Yara ya firmó los papeles —me extiende varias escritos, agarro los documentos y comienzo a leer.
Son los papeles de divorcio donde le cedo la custodia de mi hija a los padres de Yara, probablemente le pagaron a un montón de gente para conseguir esta mierda, Yara ni siquiera está capacitada para firmar esto.
Rasgo los papeles y los dejo caer al suelo, no voy a pelear por el divorcio, pero no dejaré a mi hija con esta gentuza.
—¿Qué has hecho?
—Mira —gruño—. Firmé incluso un acuerdo prenupcial cuando lo pusieron de condición para casarme con ella, porque no me interesa vuestro dinero, pero no voy a ceder en esto.
—Lo mejor es que se divorcien —Emilia me mira como si fuese estúpido, eso no voy a discutírselo, si quiere que firme el divorcio lo haré, pero no ahora.
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( I ) Malas intenciones (BL)
Ficción GeneralUna vida normal, como Capitán y futuro padre, eso es lo que pensé que tenía hasta que ese hombre se pone a jugar con mi cabeza. Un operativo fallido me deja completamente en sus manos y no tengo más opción que obedecer sus órdenes. A tu superior lo...