Tras un amargo divorcio y embarazada de cuatro meses Selene Lancaster es obligada por su hermano Alekxander a descansar entre quince y veinte días. Lo que no esperaba es que la obligasen a salir de la ciudad y menos aún que la enviasen a Sitka el dichoso pueblo aislado situado en Alaska dónde viven sus otros hermanos. Alekxander la convence que es por su bien y el del bebé así que hace las maletas a regañadientes, agarra a su hijo y pone rumbo hacia allí. Connor Walker Sheriff de Sitka cuya población no supera los cuatrocientos habitantes no quería tener que ir a recoger a la Sra. McAllister, por muy esposa de un multimillonario que fuera. Por su parte su marido podía contratar un avión privado y que la dejase allí. Él solo estaba allí porque su ayudante no podía asistir y Julian el piloto oficial designado a ese viaje no había podido zafarse de unos clientes que habían acudido a probar las pistas vírgenes. Lo único que no esperaba al encontrarse con la Sra. McAllister era que algo se removiese dentro de él y que sus instintos de protección se disparasen. Contra todo pronóstico comienza a sentir fascinación por la forastera que tanto había detestado y tanto le había molestado antes. Cuanto más conoce a Selene más le gusta y aunque trate de negarlo y ocultarlo está enamorándose de la joven. Sabe que la relación no va a ningún lado; que ella y su hijo volverán a Chicago en cuanto su baja laboral termine, pero ella y Jack le han mostrado lo divertido que es llegar a casa y tener a alguien esperando por ti y que se preocupen por ti. A pesar de que tras la muerte de su prometida se juró que nunca volvería a amar a nadie, ni se comprometería ni nada de eso desde que conoció a Selene y Jack McAllister no puede dejar de pensar en protegerlos y que formen una familia. La gran pregunta es: ¿está Selene lista para dejar entrar a otro hombre en su vida y la de sus hijos? ¿Y Connor está listo para volver ha arriesgar su corazón o la d
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