DongHae, con sus recién cumplidos dieciocho años, fue atrapado por la policía mientras intentaba robar una tienda. Con otros cargos menores en su historial, es momento de que vaya a la penitenciaría a cumplir una pequeña condena. Estar encerrado es por mucho, una mejor idea a tener que dormir en las calles o pensar siquiera en regresar a casa, donde su padre alcohólico lo esperará para darle una paliza... o algo mucho peor. Una vez que llega a la penitenciaría, en lugar de mantenerse a salvo se ve acosado, denigrado, abusado y doblegado, por lo que comienza a preguntarse si mantenerse en aquel lugar fue después de todo, una buena idea. Se da cuenta entonces que hay un grupo de chicos a los que nadie toca, que a cambio de su tranquilidad tienen que pagar un precio muy alto para ser protegidos por los reclusos y policías más poderosos del lugar; que por cierto, se rehúsan a protegerle a él. Cansado y maltrecho, Donghae se da por vencido... y entonces conoce a Hyuk Jae. A pesar de ser delgado y visiblemente nada atlético, Hyuk es toda una amenaza. Con mano dura, se ha ganado la reputación de ser el poli más duro de toda la zona y todos le temen. Por esa razón, Donghae lo busca, tratando de aferrarse a áquel loco hombre para poder mantenerse a salvo en ese agujero de asesinos y psicópatas, que buscarán en cualquier oportunidad acabar con él. Lo que nunca se imagina, es que Hyuk Jae ya tiene toda su atención en él desde que llegó, y nada ha sido una coincidencia. Poco a poco algo se desarrolla entre ellos, y de la nada, el tiempo de condena de DongHae está próximo a su fin y con ello el tiempo que les resta para poder descubrir sus verdaderos sentimientos.