HYUK JAE
Si hubiera podido, habría escapado. De esa forma me hubiera evitado la incomodidad de estar en un espacio reducido junto a mí querida madrastra. Si hubiera podido lo hubiera hecho... pero y para mi mala suerte aun me encontraba débil y no podía moverme demasiado o podría reabrir la herida.
Con resignación y molestia, me encontraba sentado en el asiento trasero del coche en el cual nos dirigíamos a 'casa', viendo más mi reflejo en el vidrio de la ventanilla que el paisaje al otro lado. Observándome con atención, me di cuenta de que mis mejillas lucían más llenas de lo normal y la linea de la mandíbula estaba más redondeada y no tan marcada como usualmente se veía. Las enfermeras sin duda debieron estar felices de lograr que subiera unos cuantos kilos con sus determinadas atenciones y su comida nutritiva. No podía negar que ellas eran muy valiosas y encantadoras, cosa que en cambio no había sido nunca la señora sentada a mi lado.En un intento por molestarla, inflé los mofletes provocando que mis labios hicieran un ruidito molesto, justo como lo hacía DongHae cuando quería conseguir algo.
-Basta.- Gruñó ella con fastidio, reaccionando de la misma forma en la que yo hacía cada vez que mi chico hacía lo mismo.
Sonreí. Primero, por el placer infantil que me causaba el molestar a la Señora, segundo, al recordar a DongHae.
¿Cómo estaría?
Dae Ho no me había dicho mucho acerca de él ya que no frecuentaba la penitenciaría al estar ocupado con el papeleo del caso; sin embargo, me había dicho que había sido aislado hasta que no se aclarara todo lo que había sucedido. Me había molestado al escuchar aquello porque no había nada que aclarar. Los responsables de todos los daños estaban ahora muertos y dudaba que fueran a causar más problemas.El auto dio un giró y entonces se detuvo.
-Hemos llegado. –Escuché decir a la Señora Lee.
Por fin.
Hice amago de salir del coche, pero un siseo de advertencia por parte de la mujer me detuvo.
-Espera a que te traigan la silla.- Ladró al mismo tiempo que el chófer abría su puerta y la ayudaba a salir. Traté de no reír ante su intento por hacer que siguiera las órdenes del doctor, puesto que antes de salir del hospital, le había asegurado al hombre que lo haría como si tuviera alguna clase de influencia en mí. Ambos sabíamos que esta iba a ser la primera y la última vez que tratara de hacerme una sugerencia sobre como debía cuidarme, simplemente porque ella odiaba tener que tratar conmigo.Mi puerta se abrió y un sirviente de la casa acercó la silla de ruedas con la que había salido del hospital. Miré el artilugio y torcí la boca. El doc había dicho que no podía caminar demasiado a menos que fuera en la silla de ruedas, y dado que me consideraba un buen paciente –sin la intervención de terceras personas- seguí sus órdenes.
Luego de haber tomado asiento, me enfoqué en mirar hacia adelante, a la imponente mansión occidental que se erguía frente a mí y en la que había vivido durante mi niñez y gran parte de la adolescencia. Por fuera, seguía estando igual que siempre; parecía que ni el pasar del tiempo podía quitarle lo monótona. Una vez que traspasamos la entrada principal, me encontré regresando de vuelta a mi infancia, observando el interior y sintiendo el frío característico que emanaban aquellas paredes. Me estremecí y los dedos de los pies y las manos se me encogieron al mismo tiempo que se me erizaba la piel de la nuca.Una sirvienta, salida de algún lugar se acercó a la Señora Lee que iba unos pasos por delante; hizo una venia antes de hablarle al oído y la señora asintió.
-EunHyuk, tu padre te está esperando en su despacho.- Anunció girándose para verme. Sin esperar a que pudiera decir algo, la silla de ruedas comenzó a moverse cuando la sirvienta que antes había hablado con ella la empujó.
No nos llevaría mucho tiempo el llegar al estudio de mi padre, pues se encontraba en el primer piso. Cuando la sirvienta tocó a la puerta, un gruñido se escuchó al otro lado y entonces la mujer empujó la puerta para abrirla. Mi silla fue empujada de nuevo y mi padre me miró desde su asiento sin expresión alguna en el rostro.
-Señor.-Incliné la cabeza hacia él mientras la sirvienta me movía más adentro del despacho. Le hice una señal para que se detuviera y la miré, agradeciéndole por su ayuda. Ella inclinó la cabeza hacia mí y dio la vuelta para salir, murmurando su despedida.
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Entre Rejas [EunHae]
FanficDongHae, con sus recién cumplidos dieciocho años, fue atrapado por la policía mientras intentaba robar una tienda. Con otros cargos menores en su historial, es momento de que vaya a la penitenciaría a cumplir una pequeña condena. Estar encerrado es...