Rumbo a la guillotina (BL) Libro 1

Benditos desayunos

Los dos muchachos iniciaron el camino hacia la zona norte de la ciudad. El pelinegro se limitaba a andar detrás de su compañero, en vista de que era el otro el que sabía adonde había que ir. Aquella situación le hizo recordar los días de caminata en las montañas y no pudo evitar sonreír con nostalgia. Parecía haber pasado tanto tiempo de eso... y aún así los recordaba como si fuese ayer. Apenado por aquellos recuerdos se esforzó por ponerse a la altura del otro y mantener algo de conversación. En realidad esa podría ser la última vez que viese al castaño y no quería desaprovecharla manteniendo un silencio incómodo durante todo el trayecto.

-Bueno... ¿Y qué tal te va? - Inmediatamente se arrepintió de haber hecho una pregunta tan estúpida y la mirada que recibió el castaño solo hizo empeorar la situación " Vale, los dos las hemos pasado canutas, mejor me callo". El mayor se mordió el labio nervioso intentando encontrar un tema de conversación, pero la medio sonrisa del castaño le desconcentró- ¿Se puede saber qué te hace tanta gracia?

James negó con la cabeza sutilmente y le dedicó una sonrisa sincéra que hizo que el corazón de Christian se parase por unos instantes. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por prestar atención a lo que el castaño decía.

-Lo tuyo no es comenzar conversaciones ¿no? - El pelinegro arrugó la nariz y apartó la mirada con aire malhumorado. En un susurro se quejó.

-Al menos yo lo intento- Contuvo las ganas de sacarle la lengua infantilmente, pero a pesar de ello el ojiverde no tardó en reírse de nuevo. Christian iba a protestar, pero una voz a su espalda le hizo detenerse en el camino y darse la vuelta sobresaltado.

-¡Christian!- Su hermana se acercaba a él respirando con fuerza, debía de haber corrido lo suyo para alcanzarles, la joven se apoyó en el hombro de su hermano para recobrar fuerzas. Cuando pareció que podía hablar de nuevo le miró con preocupación -¿Dónde demonios te habías metido ? Te he estado buscando toda la mañana y...- La joven enmudeció al observar la cara del pelinegro.- ¿Ha pasado algo importante? - El muchacho se removió sorprendido y fingió hacerse el desentendido

-¿Pasar algo?¿ Por qué lo dices? -"¿Cómo demonios se ha dado cuenta?" Su hermana seguía observandole fijamente con rostro serio. Al final respondió con una ligera sonrisa.

-No se... te ves mucho mejor que estos días pasados. Aunque... - La chica acercó su mano para tocar la herida que tenía el mayor en el labio, pero este se apartó evitándola- ¿ Te has peleado con alguien?

-Esto... Yo...- Fue entonces cuando James se acercó a la pareja de hermanos confundido y la chica se percató de su presencia. La joven se tensó de inmediato al observar al comandante y esté la miró confuso , pero ella volvió la vista a los ojos azules de su hermano preocupada- ¿Necesitas ayuda? - El pelinegro parpadeó unos segundos sin llegar a comprender la reacción hostil de su hermana y el tono tenso de su voz, pero al final cayó en la cuenta de que debía haber tomado a James por un soldado que le había capturado. Sonriendo con ternura apoyó sus brazos en los hombros de su hermanita y se inclinó para mirarla a los ojos y sonreírle aportando confianza.

-Todo está bien enana – Pasó la mano por los cabellos de la muchacha despeinandola- Todo va perfectamente, no te preocupes- El muchacho observó a su hermana mirar de reojo al soldado y supo que en su interior se estaba preguntando si aquel chico era la razón de la repentina mejoría de su hermano. Suspirando la beso la frente con aire protector y por fin se separó de ella- Ya te lo explicaré todo mañana. Adiós.

-¿Mañana? ¿Acaso vas a pasar la noche fuera? - El pelinegro frunció el ceño al notar que la preocupación había desaparecido del tono de voz de su hermana y había sido sustituido por un deje burlón. " ¿Qué demonios se piensa está niña?" . Aún así decidió seguirle el juego y se giró para pasar el brazo por los hombros del ojiverde que pegó un ligero salto sorprendido.