Rumbo a la guillotina (BL) Libro 1

Comandante Idiota

James tamborileó el pie contra el pulido suelo del castillo con impaciencia. Con evidente nerviosismo se apartó los mechones castaños de su cara e intentó calmarse. ¿Qué se suponía que acababa de pasar hace unos segundos? ¿Primero le dice que ha matado a su padre y luego al segundo le besa?¿Y por qué no le había dejado ayudarlo para escaparse?. Un bufido involuntario se le escapó de los labios. Confiaba plenamente en el pelinegro y sabía que no sería capaz de matar a su padre. "¿Entonces por qué todo esto?"

El sonido de trompetas le hizo apartar sus pensamientos y levantarse para acercarse a la puerta principal del castillo. Nada más irse Christian había subido corriendo y había agarrado al primer sirviente que pasaba por ahí para interrogarle. El muchacho atemorizado le había dicho entre balbuceos que la ceremonia se haría un día después de la llegada del rey a la corte. Aquello le había dado un poco de esperanzas al castaño. Karen era su amigo, hablaría con él, le confesaría todo y rogaría que deshiciese la condena. Después de todo aquella sentencia de muerte era en parte para compensar y vengar a la familia por la perdida del padre de familia, pero si esa condena lo que hacía era perjudicarla dejaba de tener sentido ¿no?.

Carraspeó intentando aparentar impasibilidad cuando los soldados empezaron a entrar por la puerta principal. Nunca le había gustado que su amigo siempre estuviese rodeado de tanta gente, en especial ahora que se lo ponía más difícil a él, pero entendía que había cosas que él no podía evitar. Karen habia subido al trono demasiado joven y había tenido que aceptar muchas responsabilidades que cualquier adolescente no debería ni plantearse. Cuando avistó la cabellera castaña del rey se decidió a actuar. Karen y él se parecían bastante físicamente a decir verdad, el mismo tono de piel, la misma cabellera castaña e irremediablemente despeinada. Mucha gente habría dicho que el soldado era el hermano pequeño del joven rey, pero la mirada grisácea de este brillaba con viveza, mientras que la verde de James solía permanecer impasible...o al menos eso había sido hasta antes de conocer a Christian.

 Cuando su amigo le vio una sonrisa sincera, pero no alegre,  se formó en los labios de este. El rey se acercó a él y con amabilidad posó sus manos en los hombros del muchacho, como dandole fuerzas.

—Cuánto me alegro de verte. Lamento mucho la perdida —El soldado tragó saliva intentando ordenar sus ideas. Sabía que para Karen su padre había sido una gran figura a seguir, después de todo les había entrenado a los dos de pequeños mientras que el padre de Karen había muerto siendo él muy joven—. ¿Qué tal estás tú? Tienes un aspecto horrible —el tono preocupado del rey le hizo decidirse. Mirando de reojo a toda la guardia que acompañaba a su amigo se acercó un poco a él para hablar en un murmullo.

—Necesito hablar contigo. En privado —La mirada de Karen se aceró al notar la urgencia de su amigo. El chico abrió la boca para dar alguna orden a los que le seguían, pero en aquel momento una voz se elevó entre el barullo y captó la atención de todos.

—¡Majestad! Qué alegría volver a verle  —Karrick se acercó a los muchachos con paso decidido y por instinto James retrocedió unos pasos. No sabía cómo, pero estaba seguro de que todo este embrollo lo había causado aquel hombre detestable. En aquel momento el señor sonreía falsamente—. Me temo que no tenemos mucho tiempo alteza, hay que hacer muchas cosas antes de la ceremonia de ejecución —Los ojos del peliblanco se desviaron peligrosamente hacia James, que evitó la mirada—. Además  —Su tono de voz cambió de fingida alegría a uno más serio y confidencial—, hemos vuelto a tener problemas con las bandas de indignados, esa mocosa avivadora de masas ha vuelto a causar movimientos violentos.

—¿Violentos?  —Aquello pareció llamar la atención al rey que retomó a su posición de preocupado olvidando a su amigo por un momento. Después de todo el pueblo era lo primero para un rey —. ¿Hubo heridos?.