Capítulo 10

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Paredes blancas y estantes repletos de libros gruesos, un lugar pulcro y ordenado dónde al final se observaba un pesado guqin de siete cuerdas y dos personas abrazadas con fuerza.

Ambos se encontraban en la habitación del gemelo Lan.

—¿Extrañas mucho a tus padres?— inquirió el de ojos claros con su gesto inexpresivo.

Estar siempre a un lado del hablador de Wuxian provocaba que Wangi dijera un par de palabras más a las que utilizaba usualmente. Ahora tenerlo entre sus brazos lo relajaba, le gustaba cada faceta que descubría del más descarado.

—A veces. No mucho, en realidad— admitió: —. No los recuerdo así que eso ayuda pero si existen momentos en que me pregunto como sería tenerlos a mi lado, protegiendo y amándome.

—Yo te amo.

—Si, lo sé, Lan Zhan— besó sus labios —. Pero sabés que nunca será lo mismo, tú también perdiste a tus padres.

—Mn. Fue difícil.

Una incomodidad quedó clavada en el pecho.

—No importa, ahora nos tenemos uno al otro y seremos muy felices.

—Mn.

Ambos se abrazaron con más fuerza y la mirada oscura de Wei Ying se perdió en la lejanía. Algo le preocupaba.

—¿Imaginaste el drama amoroso de nuestros hermanos?

—No...

—No mientas.

—Hermano estaba confundido.

—Y terminó dañando a dos personas— luego negó con la cabeza —. Aunque no lo quiera admitir, sé que A-Cheng sufre mucho por su decisión.

—Hermano Xichen también se siente culpable.

—Si, lo sé— sonrió con tristeza —. Espero que aquel retiro espiritual le ayude a entender sus sentimientos. Por otro lado estoy tranquilo que Jiang Cheng se fuera al extranjero, eso le hará bien.

—¿Jin Guanyao?

—Él regresó con su familia, no se más de eso.

Lan Wangi asintió. Entendía que su hermano obró erróneamente y para estar en un relación debía de tener sus ideas y sentimientos en orden.

Wei Wuxian se mantuvo pensativo en todo el alboroto que sucedió tanto con su hermano como con su amigo de fiestas.

—¿Qué crees que fue de Nie Huaisang?

Lan Zhan negó sin saber.

La desaparición de Nie Huaisang tenía en duda a todos, más porque fue un día después de la fiesta en honor de Wei Wuxian, posterior a ese día nadie lo volvió a ver. Aunque su hermano Jiang Cheng había dicho que su amigo estaba bien, que solo perseguiría sus sueños. Wei Ying no entendió nada pero sabía que su hermano debía saber algo que nunca quiso decir.

—Deja de preocuparte— murmuró el de ojos claros.

—Tienes razón. Ellos son mayores y saben lo que hacen— luego se giró y quedando frente a frente, murmuró: —. ¿Quieres tocar?

Las orejas de Lan Wangi se tiñeron de rosa.

—Desvergonzado.

Una carcajada explosiva retumbó en toda la habitación.

—Me refiero al guqin, Lan Zhan— rió —. Tú tocarás el guqin y yo la flauta.

El cuello níveo de Wangi enrojeció.

Noches Y Estrellas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora