Capítulo 08

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El alcohol y problemas románticos no eran una buena combinación, al menos eso podía decir Jiang Cheng ahora que observaba a Lan Xichen con una copa de licor en la mano muy cerca de un tímido Jin Guanyao, el menor mantenía su sonrisa amable y un sonoro sonrojo en las mejillas debido a ciertas palabras que no lograba escuchar desde su posición y las ganas de separarlos incrementaba con rapidez.

Tragó con fuerza al notar como Lan Xichen acariciaba su mejilla con tranquilidad —sin reparar en los demás invitados de la escandalosa fiesta— y depositaba un suave beso en sus labios.

Al contrario de lo que su raciocinio gritaba, no se movió, no hizo nada por evitarlo y en su lugar giró sobre sus talones y caminó orgulloso en dirección contraria hasta lograr salir de su casa y de toda la multitud que parecía asfixiarlo. Se detuvo en un área deshabitada y recargó su pesado cuerpo sobre una pared, cerró los ojos y con fuerza apretó el vaso de licor que sostenía entre sus dedos hasta romperlo, solo así logró controlarse.

No debía cometer una locura.

Por primera vez en su vida debía controlar su temperamento y actuar con madurez. Lan Xichen y él no eran nada y así debería seguir siendo.

Al abrir los ojos descubrió que no era el único en estar ahí, a unos cuántos metros se encontraba alguien bastante familiar: Nie Huaisang.

—¿Qué sucede, xiong?— preguntó el joven de abanico y curiosidad en la voz.

Jiang Cheng se acercó a él.

—¿Qué sucede contigo?— inquirió de vuelta —. No disfrutas del festejo y has actuado extraño. No eres el mismo de siempre.

Nie Huaisang se puso a llorar.

Jiang Cheng no sabía que hacer al tener a su amigo de siempre frente a él llorando desconsoladamente. Soltó una mueca y le brindó un abrazo sin estar del todo seguro. Nie Huaisang le correspondió abrazándolo con fuerza, desahogándose en él.

—Me acosté con mi hermanastro— soltó de golpe.

A pesar de que nunca compartían intimidades —solo fiestas, borracheras y libros pornográficos— él sabía acerca del gusto prohibido de su amigo, lo que no sabía es que en algún momento fue correspondido.

Nie Huaisang entre lágrimas amortiguadas y tono arrepentido logró confesar como en una sola noche todo cambió, al principio no fue consciente de los hechos y se dejó llevar por el anhelo de su interior, aquel que por años mantenía por su hermanastro, vivió una noche ardiente en dónde no era el hermano débil que siempre era salvado por el mayor si no un joven que se entregaba a otro con deseo.

El arrepentimiento llegó después donde descubrió el rostro lleno de incertidumbre y desprecio de su hermanastro que no dudó en abandonarlo sin explicación alguna.

Ahora lo ignoraba.

Nie Minghue no soportaba estar a su lado.

Y Nie Huaisang entendió que prefería tenerlo como un amor imposible a no poder tenerlo en absoluto.

—Yo lo hice con Lan Xichen— admitió Jiang Cheng sin rodeos.

Después de lograr salir de su trance, Nie Huaisang expresó: —Eso es diferente, xiong. Lan Xichen es un joven admirable, con valores y de buena familia, su tío es un gran músico, su padre también lo era y nunca permitirían un acto bajo, él nunca huiría de ti.

—Lo abandoné, Huaisang— confesó con el ceño fruncido —. Yo fui quien se fue a la mañana siguiente. Ahora está con Jin Guanyao y él es mejor que yo.

Nie Huaisang soltó un suspiro de pesadez antes de volver a abrazarlo con fuerza. Ambos habían sido lastimados y habían lastimado. Ambos querían dejarlo todo atrás.

—Se mi novio— pidió mirándolo a los ojos con seriedad —. Así podremos olvidar.

Automáticamente su ceño fruncido apareció.

—¿Quieres que te rompa las piernas?— inquirió al creer que todo se trataba de una broma, al descubrir que no lo era, contestó :—. Es una locura.

—No lo es. Así pondré una barrera entre mi hermanastro y yo. Así tú pondrás una con Lan Xichen— agregó: —. Somos amigos y congeniamos. Hay que intentarlo.

Jiang Cheng respondió con un beso.

Besar a Huaisang era extraño, agradable pero falto de emoción y adrenalina. Aún así quería intentarlo pero antes de poder seguir alguien lo separó con fuerza y golpeó su rostro a puño cerrado.

Nie Minghue quería asesinarlo.

Observar como Nie Huaisang era devorado por su amigo le hacía colapsar de furia. No lo soportaba. Así que después de buscarlo por toda la fiesta —a la que prometió no ir y al final terminó asistiendo por saber qué sería del menor— y encontrar esa desagradable escena no dudó en separarlos.

Jiang Cheng quería responder el golpe sin importarle las consecuencias, después de todo él no había hecho nada erróneo, pero fue detenido por la mirada suplicante de su amigo quien le imploraba por paciencia, una que él no poseía. Lo hizo, con el ceño fruncido y puños cerrados intentó tranquilizarse.

Nie Minghue estaba a punto de lanzarse de nuevo al ver como Nie Huaisang sostenía el brazo de su amante pero alguien lo detuvo: —No es el lugar y tampoco el momento.

Al girar todos fueron conscientes de la llegada de Lan Xichen con una apariencia sería y seguido de un conmocionado Jin Guanyao.

Lan Xichen decidió salir en busca de aire seguido de Jin Guanyao antes de descubrir aquella escena que le provocó desagrado, sintió un instinto primitivo apoderarse de él, instinto que aún intentaba controlar. Entre palabrotas de Nie Minghue y Jin Guanyao que con su voz amable intentaba persuadirlo, Lan Xichen observaba a Jiang Cheng; él se observaba furioso, indignado y haciendo todo uso de su auto control, a su lado se encontraba un tembloroso Nie Huaisang.

—Vamonos, Huaisang— demandó su hermanastro queriendo borrar todo de su mente.

—No.

—¿Qué?

—No lo haré, no puedes obligarme a nada— murmuró el más joven escondido detrás de Jiang Cheng.

La furia de Nie Minghue incrementó. Quería acercarse pero Lan Xichen lo detuvo: —Amigo, dejalo. Jin Guanyao puede quedarse con ellos para tu tranquilidad.

Nie Minghue asintió.

Lan Xichen y él se alejaron, el primero no sin antes mirar con tristeza a Jiang Cheng, él nunca formaría para de su vida.

Jin Guanyao decidió acompañar a los más jóvenes a la casa de la familia Jiang. Nie Huaisang fue el primero en entrar queriendo dormir y olvidar todo, ahí estaría a salvo. Jiang Cheng lo único que quería era desechar esa horrible discusión y malos entendidos pero la voz falsamente amable de Jin Guanyao lo detuvo:

—Joven Jiang Wanyin, ¿Puedo hablar con usted?

—No tenemos nada de que hablar.

—Creo que hay algo en común entre nosotros— señaló con una sonrisa condescendiente —. Y es nuestro genuino interés en gege Xichen.

Noches Y Estrellas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora