Capítulo 09

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Wei Ying es hermoso.

Es en lo único que puede pensar mientras lo ve a su lado, profundamente dormido, con gesto sereno y envuelto por los rayos del sol. Daría lo que fuera por permanecer así toda la vida. Que en cada despertar lo primero que sus ojos claros apreciaran fuera la belleza delicada de un joven de actitud salvaje, de corazón puro a pesar de todo lo vivido con anterioridad y con ideales claros, tenerlo entre sus brazos sin miedo al mañana y saber que a pesar de los problemas ambos permanecerían juntos. Lan Zhan sería feliz si aquello sucediera.

Desgraciadamente eso no sucedería pero si podía permitirse observarlo y disfrutar el momento antes de que el caos se desatara.

Él sabía que cometió un error.

El alcohol logró eliminar su cordura y dejándolo vulnerable de sus propios deseos que insistían por una sola persona: Wei Ying.

Ahora no sabía cómo lo enfrentaría cuando este despertara y descubriera que habían pasado la noche juntos como dos amantes entregados a la pasión que habita en su interior. Wangi falló. No respetó el decreto de su gran amor y se aventuró a obtener lo que más deseaba, la entrega completa de él, y a pesar de que fue el mejor momento de su vida, estaba arrepentido.

Arrepentido de no poder contenerse.

Apretó más el agarre que tenía sobre Wei Ying mientras respiraba su aroma.

No fue consiente de su despertar.

Comenzó con una ligera incomodidad, una punzada en su cabeza que le obligaba a abrir los párpados pero estos no cedían —se sentía pesados— y cuando finalmente lo logró, cerró los ojos a causa de la luz cegadora estrellándose sobre él, a su segundo intento fue consiente del dolor de su cuerpo y la debilidad de cada una de sus extremidades, ahogó cualquier gemido de dolor al sentir un cuerpo ajeno aferrándose a él.

Estudió al individuó; de piel pálida, cabellos oscuros y mantenía su cabeza enterrada entre su cuello dificultándole la visión de su rostro, a pesar de todo el aroma a sándalo lo identificaba: Lan Zhan.

Sonrió al recordar todo.

—Lan Zhan, gege, despierta— murmuró con cariño pensando que aún dormía.

El cuerpo a su lado se paralizó.

Con esfuerzo Lan Wangi logró separarse de él solo para estudiar su rostro tranquilo y la sutil sonrisa en sus labios.

Wei Ying estudió su entorno reparando en el cálido día en el muelle de loto, el lago fluía con tranquilidad y las hierbas atrás de ellos que los protegían de cualquier vista ajena. Los brazos de Wanji lo sostenían con firmeza y el corazón latía con fuerza preocupante. Se sentía plenamente feliz.

Con esfuerzo el joven Lan Wangi aflojó su agarre ejercido y lo miró directamente a los ojos esperando rechazo y obteniendo una mirada brillante que dislocó su postura y postró un cálido sentimiento dentro de su pecho.

—¿No estás enfadado?— inquirió con un ligero temblor en su voz.

Dejó escapar una mueca y dijo: —No— luego tomó sus manos y con una sonrisa serena continuó: —. Ayer fui consiente de todo y sé que fue demasiado rápido pero estoy seguro de lo que hice. Quiero estar contigo porque te amo y te deseo, soy solo tuyo.

Las lágrimas brotaron de los ojos claros de Wangi y entre sus brazos envolvió el cálido cuerpo de Wei Wuxian, abrazándolo con ternura y de dónde nunca más escaparía.

Lan Wangi y Wei Wuxian se aferraban uno al otro, igual que dos almas gemelas encontrándose.

... ... ...

Lan Xichen se encontraba muy confundido.

Tenía a su lado a Meng Yao, su dulce A-Yao, un joven dócil y amable con múltiples temas interesantes de conversación y con quien compartía gusto por la música, un joven de sonrisa ingenua con el cual se complementaba y que poco a poco capturaba su corazón con cada detalle de compresión y mirada llena de afecto hacía él.

Y luego estaba el joven Wanyin, su A-Cheng de gesto altivo y permanente ceño fruncido, de carácter fiero y fogosidad en cada uno de sus besos. Lo volvía loco. Jiang Cheng era un amante ideal y por él cada atisbo de su moral quedaba destruida, sabía que obraba mal al estar con dos personas al mismo tiempo pero al besar sus labios y probar las mieles de la lujuria toda culpa quedaba en el olvido.

Ambos jóvenes eran importantes en su vida y no quería renunciar a ninguno de ellos. 

Y sin embargo, tenía que hacerlo.

—¿A quién de los dos prefieres, Lan Huan?— exigió respuesta Jiang Cheng con su expresión altanera.

A su lado se encontraba Jin Guanyao que también suplicaba por respuesta.

—Yo...

—¿No puedes decidir?— inquirió el otro con ceño fruncido —. Después de todo lo que hemos compartido juntos ¿No puedes elegirme? ¿Me crees inferior?

—Joven Wanyin, recuerde que nosotros acordamos...— mencionó con voz suave, alguien que siempre apacigua las discusiones externas, A-yao comenzaba a hablar y sin embargo fue interrumpido por el carácter fuerte de su rival.

—Si, si, ya sé que acordamos luchar limpiamente por el amor de Xichen— recordó con desdén —. Pero yo he perdido todo mi orgullo y mi dignidad al competir por el amor de alguien que no puede brindar una respuesta favorecedora.

—Lo siento— fue lo único que respondió Lan Xichen.

—No puedo seguir con esto— se dirigió a su rival —. Guanyao, eres el vencedor. Es tuyo. No seguiré perdiendo más orgullo por alguien que no puede elegir a una sola persona.

Jiang Cheng alzó el mentón para ignorar la tristeza de su pecho y con postura altiva se retiró.

Lan Xichen lo observaba sin saber como proceder.

—¿Crees que merezco esto?— habló Guanyao, capturando su atención—. ¿Merezco siempre competir por el amor de alguien? He competido con mi hermano por la atención de mi padre y ahora con ese joven por tu amor. No lo merezco.

—A-yao...

—No, gege. Ya no quiero seguir así, rebajando mi dignidad aún más— luego sonrió con tristeza —. Lo siento Lan Xichen pero no puedes jugar con dos corazones creyendo que serás el vencedor.

Finalmente se alejó.

Y Lan Xichen terminó sólo, sabiendo que su indecisión había dañado dos corazones. Dos personas maravillosas lo habían anhelado y él nunca pudo elegir a ninguna. Lo merecía. Merecía permanecer siempre sólo.

Noches Y Estrellas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora