Capítulo 6

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POV Felix

Estuve sentado en esta cama durante cuatro horas. El sueño no me había llegado y me volví loco dando vueltas, incapaz de encontrar algún consuelo en este cuarto sofocante y en estas sábanas demasiado blandas.

En la comuna, solo nos concedían las comodidades más elementales. Nuestras camas eran colchones en el suelo y ropa áspera en nuestra piel. Como pueblo del Señor, debíamos vivir como lo hizo Jesús, vivir como él vivió y renunciar a todos los lujos.

Pero este apartamento de Changbin, aunque no demasiado dotado de delicadezas, era un lujo más allá de lo que jamás estuve acostumbrado, que cualquiera de los Malditos se acostumbraron alguna vez. Resultaba difícil adaptarse.

Pero admití para mí mismo, que la cama acolchada y las sábanas no eran la razón de mi falta de sueño. ¡Oh, no, ese honor le correspondía a un hombre con un par de ojos marrón-brillantes, de cabello rubio, y el físico de pecado que se había impregnado en todos mis pensamientos!

Estaré aquí por la mañana. ¡Y estarás listo cuando venga!

Él estaría aquí esta mañana, y yo tenía que estar listo.

¿Listo para qué? No lo sabía. Dijo que iba a enseñarme sobre el mundo exterior, pero yo no quería ser enseñado, no quería dar un paso fuera de estas paredes... ¡Especialmente con él! Yo iba a ser rescatado por mi pueblo. Lo sabía. Y fraternizar con un pecador no era lo que quería estar haciendo mientras esperaba su rescate.

Sin embargo, allí estaba yo, limpio luego de una larga ducha y vestido con mi ropa tradicional blanca y mi cruz aferrada al cuello, escuchando con atención la llegada de Hyunjin.

Nervios se acumularon en mi cuerpo mientras me sentaba con adecuado decoro obediente en el borde de la cama. Hyunjin, el hombre que me iba a enseñar sobre el mundo, siempre se me quedaba mirando, con los ojos entornados y su lengua lamiendo sobre la costura de sus labios mientras sus dientes molían el palo pequeño y delgado que a menudo sobresalía de su boca.

Cuando lo observé desde mi ventana del dormitorio, establecí que solo parecía llevar camisas blancas o negras, un pantalón de mezclilla suelto de color negro o azul, botas negras cargadas de metal alrededor de la parte posterior, y el chaleco de cuero con que los hombres presumían aquí, en este lugar, eran uno con Hades, el diablo.

Yo nunca había visto a los hombres vestirse de manera casual, tan extraña, y lo peor era la forma en que actuaba, específicamente con dos mujeres... Dos mujeres a las que toqueteaba abiertamente, y no me atrevía a hablar de los otros actos. Pero lo peor de todo fue que las mujeres le dieron la bienvenida gustosamente a sus avances y a los de otros pecadores. Yo nunca había visto a dos personas siendo tan libres... carnalmente. Pero Hyunjin parecía disfrutar de lo que hicieron con él. De hecho, muchas de las mujeres y hombres caminando por la noche, especialmente los sábados por la noche, actuaban de la misma manera.

La enseñanza principal del profeta Jun Bonhwa corrió a través de mi cabeza mientras veía los actos regulares y pecaminosos de libertinaje que sucedían delante de mis ojos. El mal está acechando. El mal te atrapará. El mal va a destruir tu alma.

Señor, ¿Cómo habían llegado las cosas a esto? El hermano Yugyeom me decía que estaba a punto de ser salvado. Que por su formación, se estaba purificando mi alma. Que ya no sería un maldito. Pero aquí, en este lugar, no tenía ninguna posibilidad de lograr lo que quería, lo que siempre había querido: No ser deseado a causa de esta cara creada por Satanás.

ㅡ¿Hermano?

La voz soñolienta de Jeongin me rescató de la desesperación, y eché un vistazo a su cama mirando sus ojos marrones cansados y bordeados con ojeras. Jeongin había sido siempre un misterio, nunca revelaba lo que albergaba en su corazón. Desde hace unas semanas, habíamos sido los únicos ocupantes de estos cuartos. Pero la mayoría de los días los pasábamos en silencio, los dos perdidos en nuestros pensamiento sin que ninguno de nosotros compartiera nuestros miedos más profundos.

El Hades de Hwang Hyunjin (HyunLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora