Capítulo 9

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La Comuna

Dieciocho años atrás

Comuna de la orden

Localización no revelada

POV Felix

ㅡNiño. Ve a jugar con Renjun a la habitación de atrás. Tengo negocios que discutir con el hermano Woohyun.

Asentí, dispuesto a obedecer a mi padre, y salté por el pasillo, girando y sonriendo mientras lo hacía. Hacía un buen día fuera y quería jugar en el jardín, pero como buen niño no me quejaba. No debía avergonzar a mi padre.

Me distraje tarareándome una melodía graciosa. Y justo cuando estaba a punto de pasar al baño a mi izquierda, la puerta se abrió. De inmediato dejé de tararear, mi sonrisa se borró, y bajé la cabeza en obediencia sumisa.

Oí pasos familiares pisando lentamente en el suelo de madera y manteniendo mis ojos bajos, vi unas botas negras desgastadas deteniéndose delante de mí. Un soplo de pánico se deslizó a través de mis labios y mis manos comenzaron a temblar. Podía sentir mi corazón latiendo salvajemente en mi garganta, y me mordí la lengua. El profeta Jun Bonhwa predicaba que los niños no debían actuar alegremente; no debían sonreír y que tenían que mostrar moderación del comportamiento pecaminoso en todo momento para evitar caer en las manos de Satanás. Cerrando los ojos supe inmediatamente que había fallado al profeta, saltando, tarareando, y disfrutando del día. Pero lo peor, me habían atrapado.

Al darme cuenta de una mano levantada por el rabillo de mi ojo, me preparé para el golpe inevitable; ocurría con frecuencia. Pero el golpe no llegó. En cambio, la mano se deslizó suavemente por mi cabello rubio, acariciándome. Entonces un pulgar áspero corrió sobre mis labios.

—Mi ángel, Mi ángel, Mi ángel. —La voz profunda resonó en una melodía monótona mientras la mano acariciaba repetidamente mi pelo, mi cara, una y otra y otra vez— Tanta belleza en alguien tan joven. —La voz profunda era tensa, sonando casi... ¿dolorosa?

Por supuesto, reconocí al instante la voz del hermano Woohyun. Él era uno de los discípulos de La Orden. Uno de los discípulos de mayor confianza del profeta Jun Bonhwa. Lideraba la comuna en la que residíamos.

Últimamente, mi padre había comenzado a trabajar con el hermano Woohyun, en lo que parecía ser un buen negocio. Mi padre era un escritor, un artista, el más increíble de los narradores, y ahora estaba ayudando al profeta Jun Bonhwa a escribir sus revelaciones directas de Dios, para que todo el pueblo de la comuna lo pudiera leer y seguir.

Juntos, mi padre y el profeta Jun Bonhwa estaban creando un divino libro dedicado a la santa causa de la Orden, nuestra propia biblia, una que contenía el final no distorsionado y la palabra infalible de nuestro Dios.

Era un verdadero honor grabar las palabras reveladas y más santas del Señor. Por eso mi padre había insistido en que, debido a este gran honor que se le había sido concedido, todos sus hijos e hijas debían ser un ejemplo vivo para las otras familias de la comuna. Nosotros teníamos que ser los seguidores perfectos del profeta Jun Bonhwa. Por lo tanto, nunca jamás debíamos someternos a formas impuras o pecaminosas.

Y yo seguía la causa. Esforzándome todos los días para ser el hijo del que mi padre podía estar orgulloso.

De pronto los dedos del hermano Woohyun dejaron mi cabello y poniéndose en cuclillas se colocó delante de mí. Esos mismos dedos flotaron lentamente por mi mejilla y se detuvieron debajo de mi barbilla. Mis ojos, por un momento miraron hacia los suyos, que brillaban con algo que realmente no podía descifrar. Pero inmediatamente dirigí la mirada hacia abajo con miedo. El hermano Woohyun me había mirado como mi hermano Jeno veía a una delicia de chocolate.

El Hades de Hwang Hyunjin (HyunLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora