«one shots e imaginas de
los personajes de haikyuu»
» todos los personajes son de
autoría de haruichi furudate.
» las imágenes y fanarts utilizadas
en este libro no me pertenecen,
c...
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Corría lo más rápido que podía por las largas calles, huyendo de los seres no-muertos que le perseguían a gran velocidad. Ya casi no le quedaba munición y estaba entrando en desesperación, la chica no podía dejar que le mataran.
Intentaba subirse en unos altos muros pero no llegaba, y cuando ya tenía a un par de zombies delante de ella escuchó dos disparos, y los monstruos que tenía en frente cayeron al suelo sin vida.
Miró a sus alrededores buscando al responsable de su salvación y vió a un chico en la ventana de un edificio, e inmediatamente fue a esa dirección.
Vigilaba que no hubieran zombies por su camino, y los pocos que le seguían el chico desconocido los mataba. Subió rápidamente las escaleras del edificio y se paró de golpe al ver al chico haciendo gestos con los brazos de ir con él.
Al entrar en el apartamento y cerrar la puerta la chica suspiró y cayó de rodillas al suelo, de verdad pensaba que iba a morir.
—¿Estás bien? ¿Te han mordido?
—N-no, no, estoy bien, gracias por salvarme.
La joven se reincorporó lentamente y miró al dúo de chicos que había delante de ella.
—¿Cómo habéis logrado sobrevivir y conseguir armas?
—Un compañero nuestro era policía y nos las dió para defendernos.
La castaña solo asintió y bajó la mirada.
—¿Cómo te llamas? —pregunta un chico con pelo de nabo.
—Soy Mei.
(...)
Y así pasaron aproximadamente unos 20 días, encerrados en ese apartamento e intentando sobrevivir con la poca comida que lograban encontrar en los diferentes apartamentos.
—¿Sabes si alguien va a venir a ayudarnos? —pregunta la chica a Kunimi.
—Los primeros días cundo aún había cobertura el gobierno mandaba avisos, diciendo que el ejército mandaría tropas para rescatar a los que sobrevivimos. Aunque ya no tengo esperanza de que vengan.
El chico se acostó en el futón que había, quería descansar un rato de esta pesadilla.
Mei se quedó en silencio para dejar descansar a su amigo, salió al salón y se estiró en el sofá junto a Kindaichi.
—Desearía poder ir a un spa y relajarme de por vida —dice el chico— tengo los músculos destrozados.
—Cuando todo esto acabe te acompaño va. A mí también me hace falta un descanso.
