«one shots e imaginas de
los personajes de haikyuu»
» todos los personajes son de
autoría de haruichi furudate.
» las imágenes y fanarts utilizadas
en este libro no me pertenecen,
c...
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Mei y Suga vivían juntos en un apartamento junto a otros dos estudiantes -un chico y una chica, ambos un año menor que el par de amigos- de la universidad a la que iban.
La situación era la siguiente, era de madrugada y Mei, gracias a su insomnio estaba pasando otra noche en vela. La chica no sabe a ciencia cierta la hora que era, pero estaba segura de que eran pasadas las tres de la madrugada. Daba vueltas en su cama intentando conciliar el sueño pero le era imposible y eso le frustraba mucho, mira el techo y las paredes repetidas veces, para después observar la cama que había en la otra zona de la habitación, donde ve a Yuki -su compañera de piso- dormir plácidamente y Mei le envidia porque ella no puede dormir. Exhala molesta y da un pequeño golpe en su cama.
Se levanta de su cama con cuidado para no despertar a su compañera y camina lentamente, abre la puerta de la habitación intentando no hacer mucho ruido y sale al pasillo. Apenas da un par de pasos y choca su dedo meñique del pie con un mueble, haciendo que quiera maldecir y chillar por el dolor tan desagradable, aparte el suelo está frío y no hay luz, haciendo que vaya con miedo de chocar con algo y hacer ruido. Atraviesa el pasillo hasta llegar a la habitación de los chicos, abre la puerta sin tocar por obvias razones y lentamente entra a la habitación después de haber mirado que ambos estaban dormidos para no despertarlos.
A paso lento llega a la cama de Suga y ve como duerme totalmente tranquilo y cómodo, de repente siente la necesidad de acariciar todo su rostro y de abrazarle. La chica finalmente no puede evitar sus tentaciones y termina por dar caricias al cabello de Suga. A causa de ello el chico despierta lentamente y Mei quiere pegarse por haberle despertado, está a punto de irse de ahí cuando siente que el mayor le toma de la mano, aún medio dormido y con los ojos casi cerrados, la chica sonríe por ver la adorable escena y siente como el chico aprieta su mano levemente.
—¿Qué hora es, Mei?
—No quería despertarte, perdón por esto Suga.
—No puedes dormir de nuevo, ¿cierto?
La menor asiente avergonzada y aparta la mirada. Escucha algo y se gira en dirección a su amigo, y ve como ha hecho un espacio en la cama para que ella se estirara con él.
—N-no hace falta Sugawara, ya voy al comedor a ver si me da sueño.
—Tú misma sabes que si estás abrazada a algo cuando no puedes dormir terminas por hacerlo, aparte tengo sueño, ven y recuéstate ya, por favor. Quiero dormir.
La chica finalmente después de discutir con ella misma en su mente termina por recostarse al lado de su amigo, y ante eso el chico le abraza con cuidado por la cintura y empieza a darle caricias con su pulgar.
Mei inhala el aroma que desprende Suga y se queda atontada, realmente huele a vainilla. Mei por fin logra cerrar los ojos y siente como la calma llega a ella.
—Gracias por siempre ayudarme cuando lo necesito —murmura la fémina adormilada— perdón.
El chico ante eso sonríe y se abraza un poco más a su amiga para reconfortarla y termina por darle un pequeño beso en la mejilla.
—Sabes que siempre estaré para ti.
—Vosotros dos, par de tórtolos, dejarme dormir. Todos ya saben que se gustan, así que dense un beso y duérmanse de una vez —dice de la nada el compañero, asustando a ambos jóvenes abrazados.
Afortunadamente esa noche Mei sí pudo dormirse, y a la mañana siguiente aún seguía abrazada a su amigo, pero esta vez estaba apoyada en su pecho y tenía una pierna encima de las del chico.
—Que adorables son, ¿no?
—¿Ya les hiciste fotos para la colección no?
—Ni lo dudes —la chica responde.
—Vosotros dos, os voy a matar como no nos dejéis en paz —amenaza Suga aún dormido.
